Páginas

domingo, 28 de octubre de 2012

"APUNTES DE UN VENDEDOR DE MUJERES": EN EL TRANSFONDO DE LOS AÑOS DE PLOMO EN MILÁN

Apuntes de un vendedor de mujeres
Giorgio Faletti
Traducción de Juan Manuel Salmerón
Editorial Anagrama, Barcelona 2012, 387 páginas.

   “Me llamo Bravo y no tengo picha”. Así da comienzo la quinta novela de Giorgio Faletti (1950), antiguo actor de cabaret, autor de novelas de gran éxito comercial, sobre todo en EE. UU, padre del “spaghetti-thriller" pero que en Apuntes de un vendedor de mujeres ha dado un giro radical a su narrativa, reconocido por el mismo director de Anagrama que admite que la novela de Faletti no se aleja de la línea editorial de la casa. Y seguramente tiene razón Jorge Herralde porque en Apuntes de un vendedor de mujeres el lector no solamente va a encontrar la gran inventiva que se percibe en su primera incursiones literaria, Yo mato, un best seller en Italia solo superado por El nombre de la rosa, sino también una escritura de calidad y una buena armazón narrativa al servicio de una trama explosiva que la convierten en la gran novela negra de los años de plomo de Italia. Una trama laberíntica, plagada de sorpresas, un ambiente que estimula el aliento creador y, sobre todo, un gran personaje que Faletti supo colocar en el escenario apropiado.
   Se hace llamar Bravo, es un hombre castrado, sacrificado por las leyes de la mafia, pero al que no ha abandonado el estímulo sexual. Y decide mediar en el comercio de la compraventa de cuerpos, porque comprende que hay bellas mujeres dispuestas a vender el suyo y hombres así mismo propicios a pagar por él.
   Abril, 1978. En Milán, la capital lombarda, que se prepara para convertirse en la “Milano da bere”. Una ciudad centro del poder y caracterizada por un difuso bienestar, por la emergencia de arrivistas, restaurantes de lujo, casas de juego clandestinas, con los capos mafiosos sicilianos comprando sin dificultad la resistencia de la sociedad civil, policías corruptos, corrompidos igualmente muchos de los altos poderes del Estado. Aldo Moro secuestrado y condenado por las Brigadas Rojas, concesiones amañadas, tráfico de influencias, sobornos, elecciones fraudulentas. En esta ciudad de días y noches de plomo se concentran los personajes más variopintos, gente de la moda, de los negocios, gente de la noche, gente de mierda. Todos con dinero. Y las mujeres de Bravo. Son las mejores, las más costosas, las más discretas. Bravo las vende. Es un chuloputas que se considera honesto: solamente pone en contacto la oferta y la demanda. Por eso las mujeres de su “escudería” no tienen reparo en decirle: contigo es bonito. Porque, quizás para resarcirse de un deseo a veces desgarrador a pesar de su mutilación sexual, ha convertido a las mujeres en un instrumento de comunicación con el mundo.
   Mas la vida de este proxeneta es una larga noche en blanco que transcurre en compañía de desesperados. Solo un amigo que parece normal: su vecino, Lucio, un gran guitarrista “ciego” con el que comparte la pasión por los criptogramas. La repentina irrupción en su vida y “escudería” de Carla, una joven mujer que, para huir de la pobreza, decide entrar en el mundo de la prostitución y que remueve en Bravo sensaciones dormidas, no significará para él el inicio de una nueva vida, sino el comienzo de un mal sueño, una terrible pesadilla que lo tornará en un hombre vendido por sus mujeres, perseguido por la policía, los servicios secretos, la mafia y las Brigadas Rojas. Encaja perfectamente como chivo expiatorio de una serie de homicidios y masacres que sacuden Milán. Para salvarse solamente podrá contar con su mente genial y con la habilidad y sangre fría de quien ha visto la muerte de cara y ya hecho un balance en su vida. Pero se enfrenta a poderes y a una violencia tan criminal y canallesca, imperante en esos años de plomo, que, a su lado, su proxenetismo parece una inocente insignificancia.
   Giorgio Faletti escribe un thriller explosivo, un “noir” que quita el aliento y no da respiro; construido a base de una intricada red de misterios y al mismo tiempo de una eficaz simplicidad, ofrece una panorámica muy verosímil de la Italia de a finales de los años setenta, donde nadie ni nada, ni siquiera el bien y el mal, es lo que parece.

Francisco Martínez Bouzas



Giorgio Faletti

Fragmentos

“Lo de Laura es otra historia, mucho más delicada. Trabaja de modelo, no de mucha categoría, pero de manera regular, y redondea sus ingresos con lo que gana gracias a mi. Una noche fuimos juntos al Ascot y allí la vio Salvatore Menno, alias el Tulipán. Lo llaman así porque en piazzale Brescia tiene un puesto donde en invierno vende flores y en verano sandías. Claro que esta es la tapadera. En realidad es un delincuente que trabaja para Tano Casale, un capo que se disputa Milán con Turatello y Vallanzasca. El subnormal la compró una noche y luego quiso tenerla gratis y que le fuera fiel. Lo siguiente fue atizarle. Laura es una mujer como cualquier otra y por lo tanto interesa poco como persona. Pero, como realidad laboral, es muy rentable y no puedo permitirme tenerla inactiva por estar llena de morados.”

…..

“Al otro lado contestan enseguida.
-Sí.
-Soy Bravo.
La voz de mi interlocutor es seca y directa, acostumbrada a mandar.
-Necesito tres chicas.
Sin ceremonias. Sé muy bien que el hombre del otro lado de la línea me desprecia por lo que hago. Supongo que imaginará que  yo le desprecio a él de la misma medida, por lo que me pide que haga. A ninguno de los dos nos importa. Cada uno tiene lo que esotro necesita. En su caso, dinero. En el mío, mujeres bellas que cierran el pico. Doy y recibo. Todo funciona bien si el juego es justo.”

…..

“El Giulietta recorre a velocidad moderada viale della Liberazione.
Milán se ha encendido y se apresta a celebrar un nuevo rito nocturno. Se verán los mismos personajes de siempre. Ricos, pobres, policías, delincuentes, artistas y putas. A veces las caras cambian, los papeles nunca, de modo que siempre cuesta saber quién es quién. Con una pequeña diferencia en lo que a mi concierne. Las cosas a mi alrededor han viajado a la velocidad de la luz. Para el resto del mundo no ha pasado más que una semana, para mi han pasado años.
Demasiada sangre, demasiados muertos, demasiada cruda realidad.
La realidad a la que voy a hacer frente”.

(Giorgio Faletti, Apuntes de un vendedor de mujeres, páginas 39-40, 100, 332)

martes, 23 de octubre de 2012

"EL FIN DE LA RAZA BLANCA": MALDAD, VIOLENCIA Y AMOR CORROMPIDO

El fin de la raza blanca
Eugenia Rico
Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2012, 101 páginas.

  
   Con este libro de cuentos, El fin de la raza blanca, debutó, al menos de forma efectiva, en el género de la recompensa inmediata Eugenia Rico, una joven escritora de cuyas entrañas literarias han nacido cinco novelas, premiadas en España y aclamadas en algunos países, especialmente en Alemania después de que su escritura sedujera a Daniel Kehlmann que la calificó como “la voz más importante de la nueva escritura española”. La faja roja que acompaña al libro está así mismo cargada de elogios, entre ellos el de la crítica del periódico “The New York Times” Michiko Kakutami (“La Virginia Woolf de la era Facebook”) que no corresponde exactamente con la realidad porque a la editorial se le transmitió una información falsa, tal como  ha reconocido el editor de Páginas de Espuma, Juan Casamayor.
   Leo pues estos catorce relatos de Eugenia Rico haciendo abstracción de elogios publicitarios y centrándome en el criterio evaluador del género: si responden o no a ese propósito de intensidad creadora y al manejo de las técnicas narrativas pertinentes a la ficción en formato breve.
   Tres partes, encabezadas por títulos del más allá (Cielo, Purgatorio, Infierno) estructuran la materia narrativa del libro. Dos microrrelatos, a modo de anotaciones que nos inquietan y sobresaltan, abren y clausuran el libro. La mayoría de los relatos, al margen de su reparto en cada una de las secciones, están atrapados por la angustia, el miedo o la crueldad de los seres humanos. Ese es en general el leitmotiv  unificador de estos cuentos entre los que anoto algunos entre los que más me han impactado.
   De crueldad y violencia habla el primer cuento con el que arranca la sección “Cielo”: “La línea gris”. Un monólogo repetitivo hasta la extenuación que nos deja entrever, en los instantes de lucidez de la narradora instalada en la locura, los recuerdos nefastos de la Guerra Civil, con el fusilamiento de su hermano, muerto ahora de frío en el cementerio. Otra voz monologal y repetitiva nos trepana en el cráneo el relato “One way”: la pesadilla kafkiana de un hombre que erróneamente ha tomado un avión que no era el de su destino y que ni siquiera estaba anunciado en los paneles del aeropuerto, imposibilitado de pedir ayuda porque nadie entiende su lenguaje. En “La sala de espera” la voz narrativa describe le realidad psicológica de una mujer, cuya vida había sido un viaje en solitario, ante el deseo y el temor de tener un hijo. El atropello de una perra se convierte en la pluma de Eugenia Rico en una historia conmovedora y al mismo tiempo fantasmal que se centra primero en el punto de vista de una perra maltratada y termina destapando una historia de extrema violencia machista en el seno de una familia. La narradora de “La noche de la Candelaria” nos remite a la misma violencia del texto “La línea gris”, violencia en este caso sexista y asesina contra la mujer que no permite que los vencedores de la Guerra Civil la gocen viva. Otra historia fuerte impactante es la ficcionalización del tema de la pederastia que la autora acomete en el relato “La primera vez”. La primera vez que el tío tonsurado viola al sobrino que jamás vuelve a ser niño. Hija y amante favorita es la princesa Chehab Jehan, de quien está enamorado su padre, el Gran Khan, enamorada ella a su vez de un portugués, un hombre blanco. Es la trama del relato que rotula el libro y cuya intertextualidad con Las mil y una noche parece indiscutible.
   Relatos fuertes donde la violencia no es ajena, sino todo lo contrario a la condición humana. Capaces algunos de ellos de remover cimientos emotivos y de hacer surgir mareas vivas en el alma humana, mediante perfectas simbiosis entre el fondo y la forma y, en ocasiones, recursos minimalistas: resumir por ejemplo un atropello en dos frases. Y tejiendo la autora historias sencillas, mas con núcleos de gran intensidad diegética, que, al leerlas, nos producen escalofríos.

Francisco Martínez Bouzas



Eugenia Rico


Fragmentos


“La cucharilla”

“ÉL RECORRE MI PIEL con la cucharilla de café.
Me ha vendado los ojos.
Acabo de contarle mi vida. Es su turno.
Me ha vendado los ojos para que imagine mejor lo que va a contarme y me ha atado para que le demuestre que creo ciegamente en él, que sé que no es un asesino, que estoy segura de que no va a hacerme daño.
Pero yo no sé, por eso tiemblo cuando recorre mi cuerpo con un cuchillo y me dice que es la cucharilla del café.”

…..

“SELENA NO OYÓ EL FRENAZO. La boca se le llenó de astillas de tierra y los ojos de telarañas. Al cabo  de un momento, pudo escuchar otra vez los ruidos. El ama estaba llorando, podía distinguir su llanto entre todas las demás voces. Quería gritar o moverse, pero un algodón muy blando parecía envolverla suave pero firmemente, como si fuese el peso del Cielo”

…..

“EN LA MEDIANOCHE DEL 31 DE OCTUBRE DE 1940, a  Evilio Cárdenas lo despertó la aroma punzante de Candelaria. Como una puñalada en la ingle, el deseo lo fue azuzando contra las sábanas húmedas hasta empujarlo fuera del cuarto. En el corral la luna no se compadeció de él. Salió a la calle abrochándose la bragueta y alisándose los cabellos. No subió, como las otras veces, por el camino de la era hacia la casa que estaba detrás de la iglesia. Aquella noche no, no fue una vez más a suplicarle, a tirar piedras a su ventana y a golpear la puerta, como había hecho las tres últimas noches. Aquella noche tiró para abajo, para la casa de Damián” (…)
“La mujer en el suelo no se movía. Seguro ya del beso, se fue agachando hasta sentir su aliento sobre sus labios. Ella esperó a que estuviese encila y entonces le mordió la mejilla. Ahora era Evilio quien sangraba. Se sentó a horcajadas sobre Candelaria y la abofeteó con método. Ella no sollozó, solo dijo: «¡Cabrón, hijo de puta!». Él no se lavantó hasta conocerle el color de la sangre.
-¡Ni muerta me acostaré contigo- le había dicho. Y él: -Muerta ya no podrás defenderte y yo voy a matarte (…)
Evilio no quiso que le dispararan en el rostro. Le había quedado el cutis salpicado de manchitas rojas, como una viruela de cerezas. El camisón blanco estaba empapado de una sangre que parecía vino. A ella siempre le había sentado bien el rojo. Nunca la había visto tan hermosa.
No consintió que fuera de otro, ni viva ni muerta. Aquella noche se quedó solo junto al río, amansándole los pechos con la mirada”

(Eugenia Rico, El fin de la raza blanca, páginas 13, 51, 67-73)

viernes, 19 de octubre de 2012

FENOMENOLOGÍA DE LA ESCRITURA DE FAULKNER

Ensayos & Discursos
William Faulkner
Traducción de David Sánchez Usanos
Introducción de David Sánchez Usanos
Prólogo de James B. Meriwether
Capitán Swing Libros, Madrid, 2012, 369 páginas.


   El padre o uno de los padres de la narrativa contemporánea, William Faulkner, no solo escribió memorables novelas y antologías de cuentos como El ruido y la furia, ¡Absalon, Absalón!, Luz de agosto, La  paga de los soldados o Santuario, quizás la más vendida, sino que es así mismo autor de obras menores: pequeños ensayos, discursos, prólogos, reseñas, cartas públicas, cuya lectura permite comprender más cabalmente  la figura y la obra de uno de los más grandes creadores del siglo XX. Hace apenas unos días Capitán Swing Libros editó la traducción al español de la segunda edición de Essay, speches & publics letters, una novedad editorial ya que incluye múltiples materiales hasta ahora inéditos. Su lectura nos acerca un poco más al Premio Nobel de 1949, a Faulkner al desnudo.
   En efecto, esta colectánea de escritos no ficcionales de William Faulkner  refleja lo que el introductor español de esta edición califica con acierto como la “fenomenología de la escritura” faulkneriana: las razones de sus dedicación a la escritura, su visión sobre porqué ciertos textos funcionan y otros no, qué sensaciones produjeron en él ciertos libros, algunos ajenos como El viejo y el mar de Hemingway. Y otras múltiples cuestiones de cariz político, social y cultural: el Sur, su tierra natal, una idea primordial en su narrativa, la conciencia de la derrota, la creencia de formar parte de un pueblo tan empecinado como humillado, en cuyo contrapunto aparece Estados Unidos, la nación en la que el éxito del sueño americano no solo es demasiado sencillo, sino también un verdadero monoteísmo, generador de injusticias y de conflictos, entre ellos los raciales. Su retrato del Sur es todo lo contrario a este ingenuo optimismo: El Sur es lo primitivo, el desamparo en el que el escritor da rienda suelta a esa fuerza interior que crea la literatura al margen de corrientes, modas y cánones.
   Pero, como ya señalé, en estos textos de Faulkner convive así mismo una mirada sobre la literatura, sobre su magia y poder simbólico. Mirada sobre los propios textos y sobre los de otros escritores. Mirada veraz y comprometida con la verdad. Por eso con el mismo arrojo que afirma que en El viejo y el mar Hemingway descubrió a Dios, a un Creador, califica los poemas de W. A. Percy como “emotivos  éxtasis de extravagancia lírica y una efímera fuerza artificial alcanzada al precio de la verdadera fuerza de la belleza” (página 269). Porque para Faulkner la literatura es algo que tiene que ver no con la mediocridad, sino con fuerzas salvajes y universales, capaces de superar a la muerte y de reproducir la vida.
   ¿Qué decir de los textos mayores, de esos ensayos como “Mississippi”, “Sobre la crítica”, “Sobre la privacidad (El Sueño Americano ¿Qué le sucedió)”, “Sobre el miedo: El Sur de parto: Mississippi” y otros recogidos en este volumen antológico? Son sin duda pequeñas obras maestras que reflejan el verdadero yo del escritor, su inmenso talento, la fuerza de sus convicciones, la audacia de un coloso de la ficción que también en la no ficción apuesta por la verdad, por “las viejas verdades” en un momento desazonado, oscuro y peligroso.

Francisco Martínez Bouzas



William Faulkner

Fragmentos

“Ese era el Sueño: no que el hombre fuese creado igual en el sentido de que fuese creado negro o blanco o marrón o amarillo y entonces condenado irrevocablemente a eso que para el resto de sus días -o, mejor dicho, no condenado con igualdad sino bendecido con igualdad, sin que él mueva un dedo sino en lugar de eso yaciendo encogido y dormitando en su baño templado y sin aire como el embrión aún en el útero-; sino la libertad en la que tener un igual comienzo en la igualdad con todos los demás hombres, y el ser libre para defender y preservar esa igualdad por medio del coraje individual y del trabajo honorable y de la responsabilidad mutua. Entonces lo perdimos. Nos abandonó lo que nos había sostenido y protegido y defendido mientras nuestra nueva nación de nuevos conceptos de existencia humana conseguía un punto de apoyo lo suficientemente firme para permanecer erguido entre las naciones de la tierra (…)

…..

Reseña de El viejo y el mar de Ernest Hemingway

“Lo mejor que ha hecho. El tiempo ha de mostrar que ésta es la mejor composición de cualquiera de nosotros, quiero decir de sus y de mis contemporáneos. Esta vez, él descubrió a Dios, a un Creador. Hasta ahora, sus hombres y mujeres se habían hecho a sí mismos, dado forma a sí mismos a partir de su propio barro; sus victorias y sus derrotas eran a manos de unos a otros, sólo para probarse a sí mismos o  los unos a los otros lo duros que podían ser. Pero esta vez, él escribió acerca de la piedad: acerca de algo en alguna parte que los hizo a todos ellos: el viejo que tenía que capturar el pez y perderlo, el pez que tenía que ser capturado y después perdido, los tiburones que tenían que robar al viejo su pez; los hizo a todos y los amó a todos y se apiadó de todos. Está bien. Alabado sea Dios por lo que hizo y por amar y compadecerse de Hemingway y de mí evitando que lo retocase”

(William Faulkner, Ensayos & Discursos, páginas 193-194, 307)

miércoles, 17 de octubre de 2012

CUERPOS Y DESEOS

El cuerpo
Hanif Kureishi
Tradución de Roberto Frías
Editorial Anagrama, Barceloan, 270 páginas.
(LIBROS DE FONDO)


   Hanif Kureishi forma parte de la segunda promoción del llamado “British Dream Team”, la Selección Nacional Literaria Británica. Narradores cuya obra ha sido editada en España sobre todo por Anagrama. Ian Mc Evan, Julian Barnes, Kazuo Ishiguro, Grahan Swift, Lawrence Norfolk, Will Self, Jonathan Coe o los nuevos nombres de la literatura angloindia como Githa Mehta, Vikram Seth o Arundhati Roy forman parte de un verdadero elenco de “galácticos”, una generación literaria etiquetada como excelente. Son autores, narradores sobre todo, de una calidad indiscutible que triunfaron a partir de los años ochenta y mantienen desde entonces una sólida carrera literaria.
   Hanif Kureishi, nacido en Londres (1954), de padre pakistaní y madre inglesa, es conocido en España por novelas como las festivas El buda de los suburbios, El regalo de Gabriel o las menos divertidas como El álbum negro e Intimidad. En su haber figura además la autoria de obras de teatro y guiones cinematográficos, entre los que destacaría el de Mi hermosa lavandera que le valió una nominación al Óscar.
   Como he dicho la barcelonesa Editorial Anagrama traduce  las obras de Hanif Kureishi. La última, Algo que contarte (2009). Pero con anterioridad había vertido al español libros del escritor anglo-paquistaní, escritos con la misma intensidad y rigor con los que nos tiene acostumbrados. Por ejemplo, Soñar y contar, una soberbia recopilación de su obra de no ficción anterior a 2003 en donde aparecen las preocupaciones fundamentales del escritor: el significado de la vida, el amor, la familia, la menopausia masculina, las relaciones entre sexos y sus relaciones con la escritura.
   Y sobre todo El cuerpo, la historia de un escritor sesentón que permite con incontestable placer que su cerebro sea trasplantado al cuerpo de un singular adonis en plena juventud. En la novela salen a la superficie algunos de los grandes interrogantes que el escritor formula en su producción literaria. Y de una forma muy especial, el tema de la identidad personal, hecho nada extraordinario ni sorprendente si se tiene en cuenta que Kureishi se crió en una barriada londinense en la que tuvo que escuchar muchas preguntas acerca de sus orígenes cada vez que aseguraba ser inglés. La escritura, afirma Kureishi le permitió superar el autismo adolescente y la sensación de que su identidad estaba tejida con varios y distintos hilos, algunas veces incompatibles.
   Otra de las grandes preocupaciones de este lúcido cronista de las relaciones humanas es la del cuerpo. Una idea que junto con la del placer, siempre le inquietó. Llega un momento en el que nos damos cuenta de que nuestro cuerpo ya no responde a los deseos ni  a las inquietudes de la mente. ¿Qué acontecería entonces si uno pudiese cambiar de cuerpo, colonizar, aunque fuese de forma temporal, un cuerpo joven?  La creación de un nuevo ser humano, un viejo en el cuerpo de un joven, es un perfecto pretexto para desarrollar algunos de los temas más serios que siempre están presentes en sus obras: la identidad, la edad, el paso de los años, la muerte, el sentido de la vida, entre otros. El autor reconoce que su novela es una meditación satírica sobre nuestra sociedad, ofuscada con la idea de la eterna juventud y de la búsqueda del placer. La negociación entre el cuerpo y el deseo. Confiesa Kureishi que la eterna juventud no le haría saltar de placer. Empiezo a gozar, añade, ciertos privilegios de la edad: la vida acogedora de la familia, la amabilidad de una mujer con algunas arrugas. Y además algo hay de verdad en eso de que uno es tan joven como se sienta. Todo ello en esta novela, El cuerpo, una pirueta literaria no exenta de inmensa lucidez que pretende que seamos capaces de conciliar edad, felicidad y deseo.

Francisco Martínez Bouzas




Fragmentos


“Uno de los placeres de ser hombre ha sido el de ver mujeres vestirse y desvestirse, maquillarse y desmaquillarse. Cuando se trata de sus cuerpos, las mujeres creen que visten el interior en el exterior. De cualquier manera, la magnitud del trabajo de mantenimiento, el peinar las tiendas y la previsión de las compras, los juicios, críticas y errores de vestimenta posibles nunca me han parecido envidiables; el hombre, en contraste, se arroja agua al rostro, avanza sin miedo hacia aquello que puede encontrar a los pies de la calle y, luego, a la calle.”

…..

“Consideré distintos cuerpos pero continué, con la esperanza de encontrar algo mejor. Finalmente me detuve. Había visto a «mi tipo». O, más bien, él parecía haberme escogido. Bajo, fuerte y tan clásicamente guapo como cualquier escultura del Museo Británico, no era blanco ni moreno, sino ligeramente  tostado, con un buen pene grueso y pesadas pelotas. Tendría, por fin, el cuerpo de un jugador italiano de fútbol: digamos un agresivo y ofensivo mediocampista. Mi cara parecía la del joven Alain Delon, pero tendría, naturalmente, a mi cerebro guiando la combinación, en un juego de seis meses.”

…..

“Hacía muchos años que no bailaba, y ahora que no necesitaba dormir mucho, bailaba todas las noches en cualquier de las discotecas del pueblo con las mujeres del Centro. La mayoría tenía más de cuarenta años, algunas más de cincuenta. Sabían que sus posibilidades de ser amadas, acariciadas, deseadas, estaban disminuyendo, aun cuando su pasión aumentaba bajo el sol. Bailé con ellas, pero no las toqué. Si hubiera sido un chico «real», probablemente me habría ido a la cama, o a la playa, con varias de ellas. Yo era su pornografía, un calientacoños. Pero al menos todas sabían a qué atenerse conmigo.”

(Hanif Kureishi, El cuerpo, páginas 15, 32, 85-86)

domingo, 14 de octubre de 2012

RICARDITO, SHAKESPEARE, LA PROSTITUTA...Y EL TEATRO DE LA VIDA

El Globo de Shakespeare
Jaureguizar
Traducción: Equipo Pulp, 2012
Pulp Books, Cangas do Morrazo, 2012, 180 páginas.


   La canguesa Editorial Pulp Books (un sello de Rinoceronte Editora) traduce del gallego O Globo de Shakespeare, novela ganadora del VIII Certame de Narrativa en galego Terra de Melide en el año 2008. Su autor, Jaureguizar. Santiago Jaureguizar, nacido en Bilbao (1965), es un escritor asentado definitivamente en el idioma y en la literatura gallega. Es, en efecto, autor de una extensa y exitosa obra narrativa en la que se aprecia una clara evolución desde sus comienzos  en la llamada “literatura o movimiento bravú” (Todo a cien, Fridom Spik) hacia una narrativa muy personal, en la que sin las vestimentas externas del “movimiento bravú”, se conservan grandes dosis de actitud irreverente, de parodia e ironía. Pero también buenas historias, correctamente estructuradas, bien contadas, con personajes hábilmente esculpidos, con ambientaciones cuidadas. Alejado de cualquier línea generacional, Jaureguizar cultiva una narrativa única, propia, no de un prosista exquisito, sino de un novelista muy versátil y politemático.
   No son los juegos de artificios estilísticos los que ornamentan  la narrativa de Jaureguizar, sino sobre todo la narratividad. Tal es el  caso de El Globo de Shakespeare, un viaje narrativo, desencadenado por el hallazgo de un manuscrito de Shakespeare, alrededor  de ese universo que es la condición humana en la que afloran ruindades y egoísmos. Y todo ello revestido de un humor “negro, cáustico, ácido, pesimista”.
   El Globo de Sakespeare está narrada a partir del supuesto descubrimiento de un manuscrito, la primera versión de Hamlet en un pazo de la villa Ribadeo, escenario de la novela y en el que habitan los principales personajes que pueblan el relato. Personajes valleinclanescos que tienen en común el hecho de que consumen su vida en el mundo de lo sueños. Un actor titiritero que sueña con Sakespeare al que representa con sus marionetas en el teatro que hay en el sótano del pazo. Suple la carencia de público con una prostituta a la que contrata para que las contemple. Pero a ella, que sueña con evadirse de la soledad que la rodea, no le agradan y solamente presta atención a las más románticas como Romeo y Julieta. Otros personajes secundarios de este teatro de la vida son Rosalía, la exmujer de Ricardito, el titiritero, que sigue girando en su entorno y al que soporta porque sigue enamorada de él. La señora Quickly (Celia Mandiás), el ama de llaves, paradigma del deber, la moral y de la crueldad cuando ve amenazado su situación de poder. Sebe (Eusebio Pontella), el guapo de esta tropa que sueña con limones entre verdes y maduros, que le arrastrarán hacia una pasión que interferirá en su capacidad de decisión sentimental.
   Todo, no obstante, transcurre tranquilamente hasta que irrumpe el elemento desencadenante de la tragedia: el encuentro del documento shakespeareano, un original de Hamlet, que ahogará sus sueños y sus vidas.
   Jaureguizar aborda en El Globo de Shakespeare el espectáculo del teatro. Homenaje al teatro de Shakespeare que refleja como ninguno las pasiones humanas. Pero, sobre todo, retrato de la vida como puro  teatro, sobrado así mismo de pasiones humanas, de amores, rencores, ruidades que explotan en la dantesca y esperpéntica escena final. 


Francisco Martínez Bouzas



Jaureguizar



Fragmentos

“Las causas de las separaciones son complejas y variadas, pero Rosalía argumentó que se había hartado de hablar con un hombre y oír la respuesta a través de un títere con la voz impostada. Incluso cuando ella le pidió que recogiese sus cosas y se marchase, Ricardo respondió irguiendo hacia el cielo un títere sujeto con hilos y recitando un galimatías que Rosalía había renunciado a intentar comprender. No obstante estaba segura de que había sido escrito por Shakespeare porque su marido era un apasionado del teatro, es decir, de Shakespeare.”

…..

“Como cada noche, Micaela ocupó el lugar en la representación que le había asignado Ricardo. El titiritero había mandado, como todas las madrugadas, que fuese espectadora. Igual que cualquier otra noche, Ricardo había citado a la prostituta en el pazo y le había mandado bajar al sótano, a un espacio con las dimensiones de dos campos de baloncesto construido para el ocio en un complejo funerario (…) La joven se sentía intranquila allí abajo, consciente de que había murciélagos sumando horas de vuelo al fondo de la estancia fría. Ricardo alegaba que la luz de las antorchas mantenía a raya a aquellos bichos repugnantes, pero esa afirmación era un principio teórico que no siempre se cumplía. Al principio también desasosegaba a la pobre en aquella tiniebla el hecho de que el extraño personaje que la contrataba vistiese sólo de negro, pero acabó imaginándose que él era el  jorobado de Notre Dame y ella, la bella gitana Esmeralda.”

…..

“Micaela había ocupado su lugar en la representación dos horas atrás. Se había sentado con una minifalda verde en el sofá de cuero marrón y había atado sus muñecas con sendos grilletes, tal como le ordenaba Ricardo. La joven fumaba, mascaba chicle y daba tragos a una Coca Cola Light con los ojos entornados por el sopor. De vez en cuando levantaba una pierna para comprobar la eficacia depilatoria de las nuevas cuchillas Wilkinson Sword Xtreme III Beauty, pero aquel examen quedaba limitado por la escasa visibilidad: Ricardo solía usar dos antorchas para iluminar el escenario y el resto permanecía a obscuras. Pero la joven no hallaba nada más entretenido en  aquel húmedo agujero que disfrutar observando la belleza morena de sus extremidades inferiores.”

(Jaureguizar, El Globo de Shakespeare, páginas, 32, 42, 44-45)

martes, 9 de octubre de 2012

SADOMASOQUISMO DURANTE NUEVE SEMANAS Y MEDIA

Nueve semanas y media
Elizabeth McNeill
Traducción de Manuel Sáenz de Heredia
Tusquets Editores, Barcelona, 2012, 189 páginas.


   Tusquets Editores nos ofrece a los lectores en español una nueva edición de Nine Weeks and a Half. La editorial barcelonesa editó por primera vez este súper éxito de ventas en la colección “La Sonrisa Vertical” en 1982. Ahora es Maxi la colección que reemplaza la edición de estas memorias eróticas de una ejecutiva americana, escondida bajo el heterónimo de Elizabeth McNeill. Al éxito literario de 1978, como el lector sabe, le siguió el cinematográfico, el de la película que con el mismo título dirigió en 1986 Adrian Lyne.
   En el relato de Elizabeth McNeill nunca se mencionan sus nombres, pero una tarde de domingo se encuentran en una feria callejera neoyorkina  y, a partir de ese instante, se inicia entre ellos una extraña aunque intensa y corta historia de amor que pronto se convertirá en una experiencia sadomasoquista de inusual intensidad. Son dos personas cultas, civilizadas e independientes y sin embargo se embriagan en una relación sexual vertiginosa, basada el  ritual de dominación y humillación que es aceptado con sorpresa en un primer momento por la protagonista de la narración. Más tarde con auténtica fruición.
   La novela se inicia con un salto temporal, una prolepsis de apenas una página que relata los cuatro primeros encuentros sexuales en los que se mezclan los vendajes de los ojos con el envío de rosas. A continuación, Elizabeth McNeill comenta brevemente cómo se conocieron, obviando todo lo superfluo  y resaltando el caminar juntos de la pareja hacia el sadomasoquismo, la sumisión de la protagonista que pierde completamente el sentido de la realidad, participa en juegos sexuales cada vez más sofisticados, “en una aventura que la gente a la que conozco tacharía de patológica” (página 33). Transcurridas nueve semanas y media, esos juegos de sexo la sumergen en un absoluto descontrol de su cuerpo y de su mente.
   La protagonista se pregunta cómo el dolor podía excitarla tan intensamente. Pero ella misma brinda la respuesta: cuando su amante la humilla, le provoca  dolor, la diferencia con el placer se obscurecía de tal forma que se transformaba en el envés de la misma moneda. Reconoce así mismo que en sus noches otra persona controlaba su vida hasta en sus últimos detalles, mas ella lo asume con gusto porque le quedaba el voluptuoso lujo de convertirse en observadora de su propia vida (página 136).
   En la novela existen escenas de sexo; son el hilo conductor aunque la autora no profundiza demasiado en ellas. Las describe no para excitarnos –objetivo de todo relato erótico- sino para hacernos ver como se va aceptando cada día un mayor nivel de sadomasoquismo hasta hacer perder la capacidad de decidir y tener que saborear al final la angustia, el descontrol y la descomposición del termostato de las emociones. Escrita con un lenguaje cuidado, ajeno a lo obsceno y escabroso, la narración se vuelca sobre todo en la historia integral de una relación de dominación / sumisión, situada no en tétricos escenarios medievales, sino en  el marco de la gran ciudad, Nueva York, icono de la modernidad.

Francisco Martínez Bouzas



Escena de la película Nueve semanas y media


Fragmentos

“-Sube a la cama. No, a gatas.
Me  pasa una mano por detrás para desabrocharme los pantalones y dice:
-Bájate los pantalones por el culo.
Algo cede en mi, y mis codos ya no pueden sostener mi peso. Estoy de rodillas, la cabeza entre los brazos y de mi garganta surgen sonidos que no alcanzo a interpretar: ni temor ni deseo, sino la incapacidad de distinguir entre ambas cosas y como resultado…Me golpea, tras ponerme una almohada encima de la cabeza para amortiguar mis gritos; después, me posee como poseería a un hombre. Grito más fuerte que antes, con los ojos abiertos como platos en la obscuridad, la almohada cubriéndome el rostro. Muy dentro de mi, su golpeteo cesa abruptamente. Me empuja boca abajo, su mano derecha debajo de mi y entre mis piernas…”

…..

“Dado que el dolor siempre aparecía como preludio, y sólo como preludio,  a veces horas antes, pero siempre finalmente conducente al orgasmo, era tan deseado, tan sensual, tan consustancial al acto del amor como las caricias que recibían mis pechos.”

…..

“A lo largo de los dos últimos meses, he pasado por un proceso de aprendizaje de mi misma, todas las noches algo nuevo, una profunda corriente que se refuerza con el paso de las horas; manos sujetas encima de la cabeza, breves gemidos, mi cerebro repitiendo «esto es nuevo». Un poder nuevo y consciente: una vulnerabilidad perversa tan sólo en la medida en que es total, en todo caso natural como la hierba, o el asfalto en Nueva York. Abandono. Tómame, cualquier cosa, házmelo, cualquier cosa, tómame, cualquier cosa, mátame si te place. Pero, antes átame…”

(Elizabeth McNeill, Nueve semanas y media, páginas 102-103, 105, 183-184)

miércoles, 3 de octubre de 2012

"AYER NO MÁS" DE ANDRÉS TRAPIELLO. AVANCE EDITORIAL


Ayer no más
Andres Trapiello
Ediciones Destino, Barcelona, 2012, 310 páginas.

  

   Andres Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953), narrador, ensayista y poeta, es un autor imprescindible de la actual literatura española. Un “must” con un amplio número de títulos salidos de su pluma.  Títulos como La noche de los Cuatro Caminos (2001), Los amigos del crimen perfecto (Premio Nadal, 2003), Al morir don Quijote (2004, Premio de Novela Fundación José María Lara, Prix Littéraire Européen Madeleine Zepter en el año 2005 a la mejor novela extranjera), Los confines (2009); las cuatro entregas hasta ahora publicadas del diario Salón de pasos perdidos forman parte de la mejor narrativa publicada en español en este siglo.
   De las manos diligente de Alba Fité, Cristina Castillón, Silvia Coma... del departamento de comunicación de Ediciones Destino me acaba de llegar la nueva y esperada novela de Andrés Trapiello, Ayer no más, una reflexión en clave ficcional sobre la memoria, el perdón y el olvido y en la que el lector percibirá la guerra civil española desde parámetros o enfoques distintos de los habituales que se están convirtiendo en pocos menos que tópicos. Porque Andrés Trapiello, con visión narrativa alejada de todo maniqueísmo “se ha ganado el prestigio de ser el gran especialista sobre las heroicidades y pecados de ambos bandos de la contienda”
   De la presentación editorial, y en espera de una valoración crítica personal, entresaco las siguientes anotaciones referidas a la sinopsis y a algún otro aspecto de la novela:
   Un niño presencia el asesinato a sangre fría de su padre en los primeros días de la guerra. Setenta años después  reconoce de forma fortuita en una calle de León a uno de los que participó en aquel desmán, un conocido empresario que se niega a confesar dónde enterraron a su víctima. Es testigo del encuentro el hijo de este, José Pestaña, profesor universitario y miembro de una agrupación de la memoria histórica. Este enfrentamiento entre víctima y victimario y el deseo de J. Pestaña de conocer los hechos y de que se haga justicia, le enfrentará  a su padre, y a todos aquellos que tratan de falsear el pasado con tal de justificar sus propios deeos de revancha.
   Es a raíz de esta contundente y radical premisa que Andrés Trapiello construye de forma sumamente incisiva Ayer no más. Una novela que nos recuerda que la Historia no es un mero relato en blanco y negro, de victimas y verdugos, sino una amalgama de grises que pueblan los escenarios en el que vivieron y actuaron víctimas y victimarios.
   Porque la Historia que se ocupa de los hechos generales y de las grandes panorámicas, es siempre incompleta. La novela, contrariamente, se fija en individuos concretos cuyos dramas indaga. Es la premisa que hace que Andrés Trapiello recurra a la novela y a la relación entre un padre de reminiscencias fascistas y un hijo con un pasado comunista. Ambos bucearán en los ojos del otro para encontrar el reconocimiento y la fuerza para descubrir la Verdad.
   Novela construida de forma poliédrica, a través de varias miradas que traducen lo que ven en un relato en primera persona. A medida que avanzan las páginas son estos protagonistas los que hablan directamente al lector sobre sus experiencias y sus sentimientos, adentrándose en la psique de cada uno de ellos para descubrir que nada es lo que parece, que nada es tan simple ni siquiera en tiempos de paz y mucho menos cuando suenan los tambores de guerra.
   Novela pues, libro de culto como Las armas y las letras, un libro de ensayo de su autoría editado en 1994 y revisado en 2010, que no deben perderse todos los buenos lectores que siguen la obra literaria de Andrés Trapiello y están interesados en su visión plural y no maniquea sobre la guerra civil porque Trapiello no piensa volver a escribir sobre la misma. Su posición como escritor sobre el papel de la memoria en esta novela se resume en esta frase: “La memoria es algo que hay que cultivar; el olvido crece solo”

Francisco Martínez Bouzas



Andrés Trapiello, foto: La Vanguardia

Fragmento

“No le pregunté cómo se ha enterado. Me ha llamado mamá. Mi padre ya lo sabe. Supongo que mi padre leería las esquelas. Es lo único que ha leído en su vida. Se publicaron dos, una para él y otra para su madre. Se ve en las dos la mano de Mariví: «Doña Honorina  Álvarez Ardón, viuda de Don Ángel Custodio Reguera, ha fallecido en León a la edad de 102 años sin conocer el paradero del cuerpo de su esposo, asesinado el 15 de agosto de 1936 en La Fonfría (Carrocera) por los enemigos de la democracia y la libertad.» «Graciano Custodio Álvarez ha fallecido en León a la edad de 78 años sin conocer el paradero del cuerpo de su padre, asesinado en La Fonfría (Carrocera) el 15 de agosto de 1936 por los enemigos de la democracia y la libertad.»
   No he hablado con mi padre desde antes del verano, desde que nos encontramos en Seisdedos. Mamá llama a escondidas”

(Andrés Trapiello, Ayer no más, página 273)

lunes, 1 de octubre de 2012

KURAJ, CRÓNICA DE UN DESARRAIGO

Kuraj
Silvia di Natale
Traducción de Mª. Ángeles Cabré
Tusquets Editores, Barcelona, 437 páginas.
(LIBROS DE FONDO)

 
    Nosotros llamábamos kuraj a las matas secas que en primavera el afghanetz levanta y hace rodar por la estepa; son avalanchas de matas secas que se mueven, y la este entonces «camina», mejor dicho,«corre», tanto que asusta a los caballos y a quien mira desde lejos le parece que un pelotón de jinetes se acerca al galope”. En ese paisaje agreste y removiendo los cimientos de las vidas de sus personajes, coloca la socióloga, escultora y etnóloga italiana Silvia di Natale su primera novela, un excelente trabajo de ficción con bases reales que, cuando fue presentado en la Feria del Libro de Frankfurt (año 2001), atrajo inmediatamente el interés de numerosos editores. Obtuvo posteriormente el Premio Bagutta,  fue traducida a los principales idiomas y supuso el inicio de una fulgurante carrera literaria confirmada   con títulos como Il giardino del luppolo (2004),  L’ombra del cerro (2006), Vicolo verde (2008), o La ragazza di Ratisbona (2009).
   Naja, la protagonista y narradora de esta novela sorprendente, nace en el seno de una tribu de pastores nómadas descendientes de los mongoles, los tuncian, en las estepas del Uzbekistán. Los herederos de Gengis Khan conocen todos los arcanos sortilegios de la naturaleza y los caprichos del viento que levanta y arrastra las matas, al que le tributan un respeto sagrado. En 1947, a los nueve años, la pequeña Naja es arrastrada desde los yermos uzbecos y depositada en la Alemania de la posguerra, como si de un viento fatal se tratase. Un viento que arranca a los vivos de sus raices más profundas.
   Las ancianas del clan de los tuncian advertían a las esposas adolescentes, para evitar su abatimiento al dejar su familia, que el destino de las mujeres no es envejecer al lado de la solera donde vieron la primera luz. El padre de Naja deja a su hija al cargo de un oficial alemán  con quien había combatido contra la Rusia de Stalin. Y Naja tendrá que integrarse en esa nueva familia, en un entorno social nuevo y hostil que la forzará a abandonar su religión. Para sobrevivir en el nuevo e incomprensible universo de la posguerra, Naja fondea en la memoria de su pueblo, en el recuerdo de las historias de los antiguos mongoles, en sus gestas legendarias, secretamente orgullosa de sus propios orígenes. Mas su pasado y las gestas de Gengis Khan se trenzan forzosamente con la locura nazi. En este ambiente la niña es capaz de luchar, de cambiar, de crecer para hallar su lugar en el mundo. Pero en un arriesgado golpe de efecto narrativo, la autora confía igualmente  a la voz narrativa de Naja la memorable reconstrucción coral de la derrota alemana en Rusia.
   Kuraj es la crónica viva de un desarraigo y la elegía de aquellas formas de vida condenadas a la extinción. Y al mismo tiempo, un canto a la voluntad de salir adelante y de edificar una identidad mestiza sin renunciar a las propias raíces. La calidad de la escritura de Silvia di Natale brilla en esta novela llena de personajes, de sucesos y de vidas entrelazadas que la autora refleja mediante una narración a la vez simple y elegante, orlando su relato con un lenguaje ajeno a  cualquier artificio banal.

Francisco Martínez Bouzas


Silvia di Natale

Fragmento

“Hay piojos negros, piojos amarillos y piojos rojos. Ul’an se acordó de su tío abuelo Mongotai, que iba a la yurta de Bairqan y llevaba un gorro de piel de cordero que no se quitaba nunca y que al mirarlo de cerca hormigueba de piojos. Mongotai afirmaba que los piojos adoptan el color del alma de quien se nutren al chuparle la sangre, pues hay almas negras, rojas y amarillas o simplemente incoloras, como el insecto que en aquel momento Ul’an tenía agarrado entre el índice y el pulgar. «Quiere decir que mi alma es transparente como éste», pensó U’lan mientras lo aplastaba con la uña. La idea de que los piojos tuvieran relación con el alma de las personas en la cual y de la cual viven, le parecía a Ul’an perfectamente plausible. De hecho había observado varias veces lo que le sucedía con los soldados recién muertos: enseguida, el enjambre de piojos que lo habitaba se ponía en movimiento, abandonaba las costuras, los pliegues, los dobladillos de la ropa donde habían vivido y dejaba el cadáver antes de que estuviera totalmente frío. Al mirar el montoncito que bullía, daba la impresión de que se trataba de la forma tangible del alma que abandonaba al muerto en busca de otro cuerpo del que chupar el calor”

(Silvia di Natale, Kuraj, páginas 248-249)