Páginas

sábado, 8 de octubre de 2011

"REINCIDENCIAS": LA DORMIDA MAREA DE ANA ROSA BUSTAMANTE

Reincidencias
Ana Rosa Bustamante
Ediciones Kultrún, Valdivia (Chile), 2011, 97 páginas.

Si es verdad lo que afirma Wallace Stevens de que el poeta “crea el mundo hacia el cual nos volvemos de manera incesante e inconsciente e insufla  vida  a las ficciones supremas sin las cuales seríamos incapaces de concebir el mundo”, entonces resulta claro que el trabajo escritural de poesía de Ana Rosa Bustamante es capaz de ayudarnos a contrarrestar el laberinto de la experiencia dada, su impasibilidad, presentándonos una vívida y luminosa experiencia de aquel. Las palabras de la poeta efectúan ese milagro. Por algo los poetas de este Finisterrae desde el que escribo, repiten que la poesía es la gran verdad y el gran milagro del mundo y Roland Barthes nunca cesó de pensar que la literatura crea la realidad de la palabra.
Un saludo pues a este libro por estas “reincidencias” de Ana Rosa Bustamante que, partiendo de una actitud abierta y liberadora, no solamente expresa la emoción, sino que la absorbe lingüísticamente. Un libro que nos llega en sazón, maduro, sutil o abiertamente combatiente, todo depende de gustos y lecturas. Combate por la memoria, por la recuperación de las voces del pasado. Afirmación de la diversidad como esencia de la vida, de la sabiduría y de los bríos femeninos, de la pasión, porque en los versos de Ana Rosa Bustamante hay una inusual geografía de intensidades emocionales.
Su trabajo escritural, cuyo hilo conductor, continuidad de sus dos libros anteriores (Nuestra Piel Ancha de Fuego, 2007, Vita Clamavi, 2009), es la representación de de la visión femenina en sus múltiples formas de estar en el mundo. La mujer, sobre todo, como icono de fuerza y de voluntad, una condición heredada quizás por sus genes y de los mitos de la tierra dura e inhóspita del desierto de Atacama que acompañó sus primeros soplos de vida. La mujer, así mismo, plena de sensualidad florida y de erotismo, impronta, se me ocurre, de una geografía y de una cultura de litoral, mecida de ebriedad marina y de los febriles aguaceros de la ciudad de Valdivia, que se repiten trescientos días al año y todos los años. En la poesía de Ana Rosa Bustamante se capta la pertenencia a un lugar, o mejor dicho su sentir esa pertenencia con el valor sacramental con el que antiguamente se vivía el paisaje, preñado de signos que implicaban un sistema de la realidad que transcendía las realidades visibles.
Ana Rosa Bustamante

En los versos de Ana Rosa Bustamante se halla toda la sensualidad del mundo y se expresa en la voz de la mujer a la que le han exigido multiplicidad de roles adscritos o adquiridos: la mujer-madre, la mujer-ternura, la mujer-lucha, la mujer-objeto de deseo, la mujer-sometida. Un mujer, sin embargo, que se rebela, que renuncia a permanecer recluida, a la espera, tejiendo y destejiendo, cual Penélope odiseica, y grita y se impone, porque hoy su signo y su futuro es navegar, en esa “mar ancha perla / desvestida y sola / soy su dormida marea / pero mi sangre se agolpa como esa loba / voluptuosa espuma / desnuda bajo la sombra”.
Convencido de que esta es la substancia que enciende el fuego lírico de Ana Rosa Bustamante, recorro sus versos, versos de un buen nivel sostenido y algunos ciertamente luminosos y muy sensoriales: esa amada estatua que en la senectud ya no encontramos; el murciélago invitado a mi quimera, su nido reseco en el que nos quedamos a vivir. Los poemas indómitos de la segunda parte con textos marcados en femenino. O las estrofas, testimonios del miedo y del pavor, de la tercera, una recuperación de la mujer ultrajada de todos los siglos y de todos los territorios. La mujer que también incuba deseos y fuegos y sueños de esa cuarta parte rotulada precisamente así: “Erotismo”.
Se me ocurre apelar a Proust y traer a cuento a Deleuze para ponerle el broche a esta lectura del poemario de Ana Rosa Bustamante: ella, como poeta, inventa dentro de una lengua nueva…extrae nuevas estructuras gramaticales y sintácticas. Saca a la lengua de los caminos trillados y la hace delirar. Es una vidente, una colorista y un músico porque sabe explotar la música propia de la escritura y los efectos de colores y sonoridades que se elevan por encima de las palabras (Gilles Deleuze, Crítica y clínica, página 9)

                                         
Poemas de Reincidencias

MEDIANOCHE

“Engalanada gocé las serpentinas como luna
en las lluvias
así mujer,
nublé los días siguientes y que nadie supiera
la rivalidad de estos huesos
con lo de otra sus huesos;
la fortaleza de incluirla madre dulce clara de sus hijos,
yo la golfa que enhebra una historia a más historias
no privé a la berma de la noche azul de su presencia
ni de los caminos retiré las piedras,
tantos baches placenteros,
porque entre la paja de una acera y los bosques del
cemento
bebí en las fuentes bebí rotunda y sinvergüenza
a pesar de las miserias
de las inertes,
de las señoras.”

IMPUNIDAD

“Así me dijo: ábrete como el loto
en la laguna
para sacarte el barro,
abre las piernas
como los pollitos en la cocina
antes de ponerlos al horno:
mis pies marcaban los hemisferios
donde el jote
escapó en mi volantín,
la calle que nunca veía las lluvias se quedó
en mis zapatos,
mis calcetines volaban en el cielo
y la sombra gemía
entre los alborotados árboles
sus dedos me enfriaban bajo la ropa
yo sentía su rasguño.
El silencio inmenso de la casa
mugía en mis sienes
las baratas arañaban los rincones
que guardarían los secretos
y la sangre usurpadora,
el impostor del dulce cuerpo
del pequeño cuerpo
se quedó en mi niñez
y yo
rompiendo caracoles
así,
cuando los machaco
esa baba escurre
y en mi oído
un resuello.”

(Ana Rosa Bustamante, Reincidencias, páginas 23 y 56)

                               

6 comentarios:

  1. Gracias de nuevo, Frncisco, por acercarnos ahora a esta otra voz potente del Sur. De nuevo nos abre con su comentario la necesidad de conocer más de la palabra de Ana Rosa Bustamante, a quien saludo con mi afecto desde Costa Rica

    Arabella Salaverry

    ResponderEliminar
  2. Debo celebrarte a ti, Francisco, como si hubieras seguido mi rumbo a mi lado, ya que respiro en todos los paisajes de este país, Chile, no es fácil decir de mis poemas que fluyen muy juntito a los fonemas de polvo, viento y lluvia...Gracias.

    Muchas gracias, Arabella por tu atención.

    Ana Rosa

    http://itinererariosparanaufragos.blogspot.com

    ResponderEliminar
  3. Felicidades por el libro, Ana Rosa. Una gran poeta y una voz femenina fuerte, de un pais con historia literaria y figuras femeninas. Un abrazo desde una lluviosa Centroamerica.

    ResponderEliminar
  4. Mis saludos y felicitaciones Ana Rosa, un abrazo lleno de colores desde Santiago de Chile, le he enviado la invitación a la presentación del libro a la poeta Tatyana Cumsille, que estará en Valdia por esos días,

    Leo Lobos

    ResponderEliminar
  5. Sí, muchas gracias Leo, voy a ubicarla y te envíaré el libro con ella.

    Muchas gracias Andrés, yo tengo una amiga que me ha contado sobre el clima de El Salvador, mi querida Marisol Briones.

    Ana Rosa

    ResponderEliminar
  6. Una alegría, Ana Rosa. Un abrazo. Antonio.
    Te adelanto:
    No entiende el que escribe la memoria vertida en el poema por nuestra poeta como una lista de conocimientos, experiencias…pues ella sabe muy bien que la poesía no es el arte de un saber predeterminado. Tampoco la receta para obtener la certeza, sino todo lo contrario: la poesía (y en este caso la suya) es la expresión de la incertidumbre que a veces llega a ser desasosiego y a veces afirmación y celebración de esa mal llamada finitud. Vivimos y no nos reconocemos seres vivos, de carne y hueso, sino seres que han de trascender esa cárcel que es la vida y su entorno. Así que para abrir el poemario reconocerse humana y afirmarse mujer con todas las implicaciones terrenas, con todos los desasimientos de los dogmas impuestas a la mujer, es un tremendo acto de rebeldía de Ana Rosa Bustamante. Además nuestra autora demuestra que, si bien La Poesía es por sí mismo mujer, no es preciso separar la escritura según los géneros.

    ResponderEliminar