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jueves, 28 de abril de 2011

PRÁCTICAS SUBVERSIVAS DE IDENTIDAD SEXUAL


Manifiesto contrasexual
Beatriz Preciado
Editorial Anagrama, Barcelona 2011, 210 páginas.


   “Este es un libro sobre dildos, sobre sexos de plástico y sobre la plasticidad de los sexos”. Así define la propia autora este libro, una carga de profundidad teórica, publicado el año 2000 en Francia, donde fue considerado como el libro rojo de la teoría queer; traducido dos años más tarde al español por una pequeña editorial madrileña y recuperado ahora por Anagrama en edición corregida y aumentada por la autora.
   Beatriz Preciado, doctora en filosofía y en teoría de la arquitectura, investigadora en Princeton y profesora de Teoría del Género en la Universidad París VIII, es una de las principales activistas y conceptualizadotas de la teoría queer, junto con nombres como Judith Butler, Eve K. Segwick y Gayle Rubin, quizás la figura iniciática de esta filosofía. Detrás de esta teoría queer, los estudios sobre identidades sexuales de Michel  Foucault (la idea foucaultiana de tecnología) y los productos deconstructivos de Jacques Derrida. Beatriz Preciado ha encajado ácidas críticas que se extienden igualmente a su libro: “Es una estupidez o una altanería quijotesca pretender que las personas son cuerpos parlantes asexuados como pretende Beatriz Preciado cuyo manifiesto contrasexual, fuera del ámbito científico es interesante para pasar el tiempo, pero un peligro intelectual para aquellos que se lo tomen en serio” (Joan Figuerola). Algunas de sus declaraciones (“Dedico mi vida a dinamitar el binomio hombre/mujer”) no han hecho más que acrecentar la posible contextualización sensacionalista de su obra. Sin embargo, la teoría de esta pensadora, que supera los feminismos tanto esencialistas como los estructuralistas postfeministas, no es un superficial divertimento, Ataca el pensamiento convencional con argumentaciones sólidas y recorre la historia del trato concedido a la sexualidad, tanto en el campo teórico como en las prácticas sexuales concretas. Es además audaz y osada en su exposición de su pensamiento, porque es la primera en creer en lo que escribe.
   En el primer capítulo (“¿Qué es la contrasexualidad?”) asienta Beatriz Preciado la definición y fundamentación teórica de su teoría. La contrasexualidad pretende en primer lugar disolver el concepto de naturaleza a la hora de analizar la sexualidad. Es por ello, en primer lugar, un análisis crítico de las diferencias de género y de sexo, fruto de una sociedad heterocentrada, “cuyas performatividades normativas han sido inscritas en el cuerpo como verdades biológicas” (página 13). Pretende pues la contrasexualidad substituir este contrato social basado en los que se considera natural, por un contrato contrasexual en cuyo marco los cuerpos se reconocen a si mismos no como hombres y mujeres, sino como cuerpos hablantes, capaces de acceder a todas las prácticas que la historia ha catalogado como masculinas, femeninas o perversas. Arguye así mismo a favor de la sexualización de todo el cuerpo frente a las oposiciones hombre/mujer, masculino/femenino, heterosexualidad/homosexualidad. El deseo, la excitación sexual o el orgasmo no son otra cosa   que los productos de cierta tecnología sexual que identifica los órganos reproductivos como órganos sexuales, en detrimento de la totalidad corporal, en la que existe un protagonista fundamental: el dildo, antecedente u origen del pene, “suplemento” productor de placer. Resexualiza el ano como centro sexual universal, zona que produce placer, inmune a las distinciones de género y cuya finalidad es ajena a la reproducción y al romanticismo. Formula finalmente los principios de una sociedad contrasexual que ridiculiza todo el conjunto de las relaciones sexuales convencionales y que confluye en un modelo de contrato contrasexual.
   Los restantes capítulos del libro (“Prácticas de inversión contrasexual”, “Teorías”, “Ejercicios de lectura contrasexual”) son así mismo muy sugerentes y en ellos la autora prosigue su arremetida contra el pensamiento convencional.
   Desde distintas parcelas teóricas se ha intentado desmontar la teoría de Beatriz Preciado. La más obvia y frecuente insiste en que el sexo radica en una determinada configuración cromosómica y, por consiguiente, la diferenciación sexual es algo biológico, genético, natural en definitiva. A este tipo de críticas responde la pensadora argumentando que esgrimir rasgos anatómicos o bioquímicos para fijar identidades sexuales sigue siendo algo cultural (“hasta 1868, por ejemplo no hubo heterosexuales y homosexuales”).
   Concluyo reconociendo sin duda el carácter subversivo, revolucionario y desmitificador de las hipótesis de Beatriz Preciado (“terrorismo intelectual rigurosamente fundamentado”)º, que seguramente no satisfarán ni a los grupos y formas de pensar tradicionales ni al pensamiento feminista. No podemos, sin embargo negar el coraje de esta pensadora al intentar abrir “la caja negra” del pensamiento sobre el sexo con propuestas que serán del agrado de quienes persiguen nuevas formas de identidad no heterocentradas.

Beatriz Preciado

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