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martes, 20 de diciembre de 2022

NOVELA SOBRE LA IDENTIDAD Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Las cinco vidas del traductor Miranda


Fernando Parra Nogueras

Editorial Funambulista, Madrid, 2022, 329 páginas.

 

    

   En agosto de 2022 Salman Rushdie sufrió un atentado que a punto estuvo de acabar con su vida. Era el cumplimiento, muchos años después, de la fetua del ayatolá Jomeini, por la publicación que Salman Rushdie realizó del libro Versos satánicos. Sobre los avatares de la traducción española de mayo de 1989, escribe esta novela Fernando Parra Nogueras (Tarragona, 1978), profesor, crítico literario y autor de otras dos piezas de ficción. Las cinco vidas del traductor Miranda culmina la “Trilogía de la culpa y de la identidad” del escritor.

   El volumen que comento, es en efecto una enardecida defensa de la libertad de expresión como comentan los editores. Como introducción para comprender en su cabalidad el libro de Fernando Parra Nogueras, es preciso comentar que la traducción española fue firmada con el pseudónimo de J.L. Miranda, con la finalidad de evitar posibles represalias por parte del islamismo radical, porque la fetua de Jomeini alcanzaba a todos los que difundiesen el libro “maldito”.

   Todo lo demás es ficción precedida de una breve nota editorial de Max Lacruz, hijo del editor Mario Lacruz, ya fallecido. Una historia que fabula con libertad sobre el anónimo traductor convertido en personaje de ficción. Pero al servicio de una intriga verosímil y apasionante.

   Miranda inicia la traducción y no puede sustraerse a dejar su huella en la misma, aunque le invade la inercia porque no puede conceder nada a la fantasía y a la propia creatividad, ni conseguir retener la historia. Son las dificultades que el traductor Miranda se encuentra al verter al español un libro como el que le han encargado, y que el autor expone con profundidad.

   Mas en la novela intervienen otros personajes: Joseph, pseudónimo que encubre al propio Salman Rushdie. Y un islamista radical que tiene como propósito y misión dar muerte al escritor. Sobre el primero, el autor profundiza en sus miedos, en sus oquedades, en sus recuerdos y relaciones familiares, sobre el destino de su novela, objetivo de la barbarie fundamentalista. Con relación al segundo, refleja sobre todo su dramatismo tras la quema del libro blasfemo. Describe así mismo el miedo y la prudencia del alias de Salaman Rushdie en su vivienda londinense: sus ocultamientos, su cárcel de marfil. Y el regocijo del islamista por haber contribuido, como soldado de Dios, a la consternación de los enemigos de la fe y a la quema explosiva de las librerías londinenses.

   Prosigue el trasiego de cambios de domicilio por parte de Joseph. Y la convicción del islamista de sentirse un adalid, un emir del ejército  de Alá para acabar con la vida del autor del libro blasfemo.

  

 

                                        

                                      Fernando Parra Nogueras

 

 

    La novela rinde también un homenaje a Mario Lacruz, el editor de Versos satánicos, convertido en personaje de novela, y al que le instan, desde el Instituto Musulmán del Sur de España, a retirar el libro. Recibe así mismo amenazas anónimas que pretenden intimidarle con la venganza del Supremo. Le alienta el apoyo del ministro de Cultura, Jorge Semprúm y la coaligación de las principales editoriales del país.

   El libro que comento que da la impresión, a primera vista, de ser una variante de la novela negra, es sin embargo mucho más: una novela sobre la identidad en una peligrosa coyuntura; y una defensa sin paliativos de la libertad de expresión que nadie, sea persona individual, grupo o incluso religión monoteísta puede impedir mediante ningún tipo de amenazas. Es la almena de la literatura y de la escritura en general: tener la capacidad de resistir a cualquier tipo de presión, como lo hizo en la quema de libros, encarcelamientos, torturas y ejecución de sus autores en la Europa y en la América Inquisitorial, y en épocas posteriores. Y como lo está haciendo en el caso de Versos satánicos, un capítulo en el que el fanatismo afecta incluso a sus traductores, tema de esta novela en la que Fernando Parra Nogueras juega con una historia cargada de tramas, y también con las firmas y la estructura de la obra.

Francisco Martínez Bouzas

 

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