Páginas

viernes, 4 de noviembre de 2022

LOS LABERINTOS INTERIORES DEL ASESINO DE JAURÉS

Los cuadernos de Nadine

Martí Colom

Postfacio de Eduardo Gallarza

Editorial Funambulista, Las Rozas (Madrid), 2022, 363 páginas.

 

   

 

    Una dedicatoria, “Para quienes viven a contracorriente” y una cita oportuna  de Jean Jaurés, uno de los pocos cuya cordura hizo que se opusiera al ardor de la Gran Guerra de 1914: “Lo esencial es observar siempre los acontecimientos desde el punto de vista de la paz”. Cita y dedicatoria que nos colocan en la senda de este libro que aborda desde la ficción los momentos cruciales de 1914, momento en que el asesinato del archiduque de Austria en  Sarajevo hizo que los tambores de guerra redoblaran en prácticamente toda Europa. Una novela que supone la tercera incursión de Martí Colom (Barcelona 1971) en el terreno de la ficción.

   Su tercera incursión en la narrativa ficcional (Los cuadernos de Nadine) es, como escribe en el postfacio Eduardo Gallarza, el descubrimiento de algo que escapa a la razón: la historia del asesinato de Jean Jaurés, figura capital del socialismo europeo de las últimas décadas del siglo XIX y del inicio del XX. Jaurés, fundador del periódico L’Humanité en 1904, marxista heterodoxo, defensor a ultranza de posturas pacíficas, luchador contra el advenimiento de la Primera Guerra Mundial, contra el chauvinismo, impulsor de que todos los obreros se unieran para alejar la horrible pesadilla de la guerra,  fue asesinado el 31 de julio de 1914, tres días después de que se iniciaran las hostilidades. Y muerto el apóstol de la paz, ya no hubo mayores problemas para que la guerra siguiera su curso de destrucción y muerte.

   Sin embargo, la novela de Martí Colom no ficcionaliza la vida de Jaurés, sino la del más endeble y el más problemático de sus personajes: la  de su asesino: Raul Villain, un personaje con una infancia difícil, huérfano tempranamente de madre internada en un psiquiátrico que llegó a tirar al hijo por una ventana de la vivienda familiar. Ya de adulto, su psicopatólogo será el médico al que acuda. Y en frete tiene al Traidor, el coloso socialista, su gran enemigo.

   En una de las consultas conoce a Nadine Ledoux y entre los dos surge una complicidad placentera. Ella comienza a narrar sus emociones en un diario en el que revela la asfixiante soledad que ha rodeado a Villain desde que ha llegado a París. Pero de pronto Nadine queda sorprendida por la ira irracional de su amante simplemente al escuchar el nombre de Jaurés. Desde lo de Sarajevo no para: presiente que ha llegado su hora. Nadine le reprocha que se tome tan a pecho la situación política y, tras haber hablado con el psicopatólogo, empieza a ver grietas a Raoul: inseguro, confundido, influenciable, terco como una mula, manipulador, obsesionado por la guerra y por la actitud del Traidor Jaurés y su pacifismo.

   El libro está estructurado en dos partes. La primera concluye con el asesinato de Jaurés. En la segunda parte, asistimos a los años en la cárcel del asesino, al proceso judicial y al singular desenlace. Y ninguna respuesta de Nadine a sus misivas mensuales, incapaz de ver lo “sublime” de los gestos del que había sido su amante. Nadine siente que ella, como Europa, ya no es la misma comparada con el período anterior al estallido de la guerra: el mundo entero había envejecido de golpe, con diecisiete millones de víctimas mortales.

   Villain fue juzgado, declarado no culpable y liberado en 1919, sin duda por razones de estado. Y lo más detestable fue que a  la viuda del asesinado se le impuso el deber de pagar las costas del juicio. No es el papel de esta reseña revelar el final de Villain. Baste con acudir a la clásica  sentencia: el que a hierro mata, a hierro muere. Con el agravante de que Nadine desaparece de su vida.

   El autor nos ofrece en Los cuadernos de Nadine el relato de un momento transcendental de la historia de Europa y del mundo a través del retrato de la existencia  de un personaje desequilibrado, obsesionado. Jaurés, reitero, no es el protagonista de esta historia. Solamente lo percibimos detrás del telón de una Europa que no le hizo caso. La historia demuestra que se equivocó al pensar que la solidaridad entre los obreros de las distintas naciones pesaría más que el falso patriotismo de cada uno hacia su tierra. Un mérito del libro es entrelazar la vida y los laberintos interiores de Raoul Villain con el devenir de la guerra.

    

                                               

                                           Martí Colom

 

   No estamos ante una novela lineal: el narrador va intercalando el relato de la relación de Nadine y Raoul con las preocupaciones de Jaurés y su apuesta por la paz. Mérito de Martí Colom es su capacidad para penetrar, con aguda intuición en la personalidad de los personajes, sobre todo en la de Villain.

   Anotar finalmente que estamos ante una novela que inserta la ficción en la realidad. Y la ficción es un marcador semántico que trastoca rodo lo que toca. Tan pronto como se ficcionaliza un contexto histórico determinado, todo él, entero, queda sometido a las leyes de la ficción. No existe por lo tanto, en puridad, una novela histórica, si bien a la ficción le cabe el privilegio de ilustrar bellamente la historia.

 Francisco Martínez Bouzas

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario