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viernes, 1 de enero de 2021

NÁUFRAGOS DE LA VIDA

Ictus

Rubén Abella

Menoscuarto, Palencia, 2020, 220 páginas.

 

     Aunque ms bien parco en su obra narrativa, Rubén Abella (Valladolid, 1967) es poseedor  de una trayectoria literaria muy respetable, y galardonada con numerosos y notables premios. Finalista del premio Nadal en 2009, ya había recibido el Premio de Narrativa Torrente Ballester por su primera novela, La sombra del escapista (2003). Ganador igualmente del Premio Vargas Llosa NH. El último galardón que acaba de recibir es el Premio Kutxa Ciudad de San Sebastián en la modalidad de lengua castellana.

   La nueva novela que nos ofrece en Menoscuarto está ambientada en el año 2015, época marcada por la “pandemia” de la precariedad que se sufría sobre todo en las grandes ciudades. En capítulos alternativos, el escritor nos hace llegar tres tramas diferentes, recuperando la historia de tres personas que no se conocían, de distinta edad, sexo y condición social, pero que poseen en común un instante frustrante de sus vidas. No se conocen entre sí, pero el azar los unirá en un momento concreto.

   Todos ellos son seres humanos  sencillos, cercanos, carcomidos eso sí, por los problemas cotidianos; provocados, en unos casos por la crisis  y en otros por la confrontación de caracteres. Todo acontece en Madrid y las historias se suceden: la de Ismael, cansado igual que su mujer Merche. Cincuenta y cuatro años y no le salen las cuentas de su vida. Por eso quiere irse, desaparecer, y hará todo lo posible por conseguirlo. No soporta más angustias, agobio, desasosiegos que le están anulando. En lo laboral, las cosas le van de mal en peor. Trabaja de traductor y ahora, en la crisis, el triple para ganar los mismo. La veteranía en su profesión ya no es un grado. Desafecto del calor de sus hijos y con Merche, su mujer, sendos extraños en casa. Dispuesto a largarse del hogar, a huir como el último soplo de vida. Y para ello saca de golpe 20.000 euros del banco y tira el móvil a una papelera.

   Otro de los náufragos es Sara. Separada de Ginés desde hace dos años. Lo único que ahora les une es Quique, el hijo común. La infidelidad y el egoísmo de él provocaron el divorcio. Sara aguantó la parte gravosa del matrimonio, pero los placeres de la cama se los llevaron otras. Y tras la ruptura el desplome, y poco a poco la reconstrucción. Aprende a caminar sola apoyada en el amor de su hijo y de su madre. Y será capaz de montar un bar en donde, en la parte final de la novela, confluyen varios de los protagonistas en una escena entre estrafalaria y traumática.

   Otro perdido y sin horizontes en la gran ciudad es Raúl: arquitecto, con máster en el extranjero, llega a Madrid y envía currículos e múltiples estudios. Solamente recibe el silencio como respuesta. Le tocará hacer de todo para sobrevivir: repartidos de Telepizza, reponedor de supermercados, peón de obras en construcción… Llega a pensar que con solo veinte y nueve  años su vida ya ha tocado techo. Y sobre todo, ha perdido la esperanza y se ha vuelto mezquino, a la vez que recibe engaños y ninguneos generalizados.


                                        Rubén Abella

                                     

 Azarosamente las vidas de estos tres personajes se cruzan en Madrid una mañana de junio en un percance desgraciado. Sin embargo, en el desenlace el autor nos permite vislumbrar un mínimo rayo de esperanza; y, en un final abierto, parece que reconducen sus caminos.

   Son muchos los méritos de esta breve novela. El autor define a los personajes por lo que hacen y piensan, penetra en su interior, nos revela sus pensamientos más íntimos y nos los ofrece en bandeja a los lectores. Una estructura lineal pero con fuertes influencias del pasado en la trama, dando lugar a una novela dura, intensamente emotiva. El ritmo o tiempo del discurso es pausado en la mayoría de las secuencias, desenlace incluido. Y un estilo de prosa en el que Rubén Abella, huyendo de los barroquismos y complicaciones lingüísticas, ofrece una escritura depurada, que no es sinónimo de pobreza estilística: frases cortas, concisas, apelando cuando es necesario al lenguaje de la calle. A base de tal escritura presenta la existencia y la vida, tanto exterior como interior de tres náufragos de la vida, verdaderos paradigmas de los muchos que en este tiempo circulan por entre nosotros que también somos en buena medida náufragos en el mar de fondo de nuestros días.

Francisco Martínez Bouzas

 

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