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martes, 18 de febrero de 2020

EL ABSURDO POR EL ABSURDO


Me llamo Vila-Matas como todo el mundo
A.G. Porta
Acantilado, Barcelona, 2019, 72 páginas.

     


   No sé si en una más de las tantas frases publicitarias que sobre tantos libros, con convencida certeza o por cumplir con el encargo, Enrique Vila-Matas escribe en la faja de este minúsculo libro de A.G. Porta, en la que afirma que  las páginas de este librito minúsculo explicarían mejor que cien ensayos lo que él escribe. Y no me queda duda porque A.G. Porta, pseudónimo de Antoni García Portas, “autor levemente de culto” y sobradamente conocido por haber escrito a cuatro manos, con Roberto Bolaño, Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Jpyce, experiencia que repetiría más tarde con Gregorio Casamayor en Otra vida en la maleta.
   En un libro dialogado -diría hasta el paroxismo- el texto de A.G. Portas lo primero que provoca en el lector es la impenetrable inutilidad de descifrar lo que hay de real o de parodia en el mismo. El libro es la negación del principio de identidad: nada es verdad y todo lo puede ser al mismo tiempo.
   ¿Sinopsis? No es fácil hallarla en este pequeño volumen de apenas setenta páginas. Unos diálogos entre A.G.Portas y Vila-Matas cuyo detonador es la búsqueda de una neoyorkina que iba a participar en ciertas obras de teatro, en concreto en Buscando a Allison, quizás un bucle infinito. Y a partir de aquí, un verdadero despiece, hecho con frases dialogadas muy cortas sobre el universo de Vila-Matas, en el que entra todo, sus obras, sus experiencias vitales, muchas de ellas ficticias, juicios sobre otros escritores, tanto de narrativa como de cine. Y una prolongada conversación, sabiendo de antemano que no conduce a ninguna parte que no sea el territorio del absurdo. Y sí, este libro explica mejor que cien ensayos lo que escribe Vila-Matas porque casi todo es paradójico.
   Y así contemplamos a Vila-Matas, no como escritor, sino como prologuista, teniendo como temática su propia obra. Lo cual no es sencillo porque Vila-Matas parece estar discurriendo, en un laberinto infinito, sobre los límites de la literatura. Y lo que Vila Matas ha hecho con tanto escritor (definirlos), ahora lo intenta hacer consigo mismo.
   Un verdadero diálogo de sordos o de besugos, como se ha escrito, que pretende acercar al lector al intransferible mundo de Vila-Matas. Algún apunte sobre alguna de sus obras; y al menos sabemos que calza deportivas blancas!
   Por los diálogos se cuelan varios escritores: Paul Auster, Salinger, Ionesco, Beckett…Pero lo que prima es una cierta sensación de desvaríos a través de una larga conversación disparatada. Eso sí, con gran presencia de la metaliteratura (…piensa que escribe que una vez escribió que pensaba escribir…)
   


                                           
A.G. Porta


 Lo más positivo es sin duda reconocer la grandeza de la ficción que lo permite todo. Puede ser lo uno y lo otro. También una original definición del escritor y de la existencia. Ser escritor es tener una visión distorsionada del mundo, y vivir es construir ficciones.
   El absurdo funcionó en la literatura y funciona cuando actúa a modo de metáfora. Por ejemplo, como una visión de la vida. Ahora bien, dos personajes enfrascados en un diálogo -lo positivo es que no es extenso- sobre una pieza de teatro que por haber desaparecido el alma del proyecto, Allison, acabe plasmado en un  texto, es como mínimo un dislate. Obra paródica como la concibió el autor y que solamente de refilón nos explica quién es Vila-Matas

Francisco Martínez Bouzas

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