Páginas

martes, 1 de octubre de 2019

UN CÓCTEL MÓLOTOV DE SEXO



Aborto en la escuela

Kathy Acker

Prólogo de Eloy Fernández Porta

Editorial Anagrama, Barcelona, 2019, 200 páginas.



   


   Editorial Anagrama acaba de rescatar, por segunda vez, una de las tres obras que en su día consagraron a Kathy Acker, Aborto en la escuela. Kathy Acker (Nueva York, 1947- Tijuana, 1997) ha acopiado un inmenso cúmulo de calificativos, la mayoría abominando de ella y de sus libros. Otros la consideran una de las escritoras más importantes de la segunda mitad del siglo XX, y sobre todo valoran su coraje y capacidad de penetrar en la cultura americana, “con una fuerza intelectual pícara y espléndida que no se había visto antes” (Sapphire). Lo más benevolente que se puede decir de sus libros es que son “obscenos”, “perturbadores” e “iconoclastas”. Feminista postlacaniana para algunos críticos que ha analizado en profundidad su obra.

   De Aborto en la escuela  se ha escrito que es un festín de inventiva y provocación, un fanático y fantasioso cóctel molotov de sexo, política y teorías que hoy están más de moda que nunca. La relación de etiquetas que se ganó en vida la autora, no la han abandonado nunca. Sigue siendo una bandera de la contracultura. En buena medida, la sarta de apelativos que definieron su pensamiento y su conducta se deben al hostil ambiente familiar ya que Acker que fue abandonada de niña por su padre, se sentía no deseada y no querida por su madre. “Mis padres eran monstruos para mí”, llegó a escribir.

   Sus primeras publicaciones se mueven en el ambiente “underground” de Nueva York. También se la asocia con el movimiento punk de finales de los 70. Su obra además es heredera de varios elementos experimentales de Borroughs y Marguerite Duras. Con frecuencia se sirve del pastiche y de la técnica cut-up como estrategia escritural. Ella misma definió su estilo como “post-nouveaus roman”: textos en los que amalgama elementos biográficos, con otros como el poder, el sexo y la violencia.

   Blood and Guts in High School (1984), traducida al español como Aborto en la escuela, y reeditada este año por la editorial barcelonesa, está considerada la obra más importante de Kathy Acker. Novela camaleónica cuya escritura fusiona  poesía y textos en primera persona, trozos de cuentos en tercera, pornografía, sueños oníricos dibujados por una niña. Una suerte de burla de la misma escritura. Su mérito consiste en haber hecho lo que nadie en su época se hubiera atrevido a hacer. En este sentido fue única, sin parangón con ningún otro escritor o escritora.

   La trama argumental tiene mucho que ver con el mundo de Kathy Acker: las niñas son juguetes sexuales de sus padres. Por eso la novela narra las experiencias de Janey Smith, una niña de trece años adicta al sexo, con una enfermedad pélvica inflamatoria, enamorada de su padre al que veía como novio, hermano, hermana, diversión y padre, que la explotaba y vendía como esclava. Sin embargo la actitud de de Janey es la de una mujer adulta. A pesar de que el padre juega a placer con su hija, Janey, sin embargo, deja traslucir su necesidad de ser amada y protegida, pero acto seguido se pone al lado de los “salvajes” y marginados (las putillas de de trece años, los adúlteros, los esclavos). Quizás el sexo para la niña no es más que el medio mediante el que finge sentirse amada, pero nunca lo vive como una experiencia placentera. Janey relata sus abortos, sus frecuentes experiencias abortivas de una forma casi frívola, ya que para ella son como si jodieras: te acuestas y te abres de piernas.

   Aborta ella y abortan muchas otras adolescentes judías, protestantes, católicas. Y aborta no una sino varias veces hasta el punto de que se siente más segura allí, en un consultorio médico que en la calle: “Deseé un aborto permanente”. Pero hablar de sus abortos quizás no sea más que una forma de hablar de su dolor. El dolor, en efecto, pasa a primer plano, por delante de la pornografía y de la violencia cuando se lee a Acker. De hecho al abortar su protagonista Janey quería que la follasen con amor. El dolor le daba igual. El primero es causa de los segundos.   El dolor engendra violencia, pornografía.

   
                                                 
Kathy Acker


 La técnica escritural de Kathy Acker, como subraya el prologuista de esta edición, es una de las más intensas e innovadoras de la segunda mitad del siglo XX. Pero la suya es una escritura que debe de ser leída como una piel a la que han dado la vuelta, como una inmensa membrana invertida. Estética de lo extremo, en palabras del autor del prólogo, con una estructura que nada tiene que ver con el formato convencional de una novela. Aborto en la escuela es un patwork de diálogos teatrales, poemas, algunos en persa con traducción, anuncios, dibujos y alguna fábula. Y todo girando alrededor de la inquisitoria búsqueda de la identidad de la protagonista. Y al mismo tiempo, la novela, o lo que sea, de  Kathy Acker es un homenaje a los escritores que la autora siempre admiró. Así penetra, o intenta penetrar, Acker en el meollo de la cultura americana.



Francisco Martínez Bouzas

No hay comentarios:

Publicar un comentario