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miércoles, 16 de octubre de 2019

RETRATAR EL MAL


La crueldad de abril
Diego Ameixeiras
Editorial Akal, Serie Negra, Madrid, 2018, 136 páginas

    


   

   Si Bajo mínimos (2004) supuso la presentación literaria para los lectores gallegos de Diego Ameixeiras, y también la del detective Horacio Dopico, protagonista de varias novelas del escritor nacido en Lausanne - existe otro detective, Alberte Cudeiro que investiga en su novela Asasinato no Consello Nacional (2010)-, La crueldad de abril, su más reciente novela tanto en gallego como en castellano, profundiza en el tema del mal, un subgénero relacionado con la novela negra, aunque bajo otro punto de vista: el mal gravitando en todos los tejidos y estratos de la sociedad. Es la tenebrosidad que forma parte de la realidad actual, que genera historias sobre la marginalidad y sobre la doblez que los seres humanos solemos llevar dentro. Así pues una novela, sobre la crueldad, como ya se advierte en el rótulo del libro, y que supera sobradamente a la literatura detectivesca o de resolución de enigmas.
   La novela, estructurada en tres partes (El amor, la venganza, El odio), se inicia con la presentación de los que no tienen techo y con una breve referencia a sus existencias pasadas: Elvira, Fara,  el Cata, el Negro. Seres cuyo mundo es un bosque en las tinieblas, asombrados por el peso de sus nostalgias, que consideran que son una anomalía, paseadores de tristezas y con un cartón de vino como único consuelo. Es destacable, sobre todo, el retrato de del personaje femenino, la mujer de veinte años, cuyo deseo de morir le viene de antiguo.
   Todos ellos duermen, o amparan su desconsuelo en el Casino, una casa abandonada. De repente las llamas incendiarias arrasan con la vivienda, debido a la codicia depredadora. Dos cadáveres calcinados, el de una mujer y el de un hombre.
   Un salto en el tiempo de varios años, y un hermano de Elvira se pone a investigar el incendio y sus causas, ya que da la impresión que no concuerdan con la versión oficial. Al contrario, parece ser la venganza que pretende descubrir, especialmente quién era el hombre invisible de los tres que molieron a palos a los que se refugiaban en la casa abandonada y provocaron su incendio y que se consumiese entre las llamas: Y por qué lo hicieron, por qué montaron la cacería de los sin techo cuya muerte no había conmovido a nadie. Esas son las preguntas que guían su investigación.
   A pesar de que Diego Ameixeiras no abandona querencias detectivescas -en este caso, no obstante, el investigador no es un profesional-, el enfoque y el punto de vista son otros: retratar lo que somos, el mal, la perversidad humana, poner al día la demencia cruel que forma parte de nuestra especie; el principio y el horizonte del desvarío furioso de la especie, la irrupción del desorden, la ubris, que diría Edgar Morin, el desenfreno criminal y depredador que en cada momento de la historia se sabe adaptar a sus circunstancias. De forma superlativa en las sociedades contemporáneas.
    

                                                 
Diego Ameixeiras

 
Y a la par, un recorrido por los caminos de aquellas vidas heridas, estragadas, derrumbadas, las del mundo marginal y las de aquellos que en él habitan, hartos y cansados de vivir.
   He aquí pues la razón de que esta novela breve entre con justicia en la nómina, no de la novela-enigma, sino de la novela negra, que tiene como objetivo principal el retrato crítico de la sociedad. La estructura narrativa que emplea Diego Ameixeiras se basa en capítulos cortos que reavivan el ritmo narrativo, y la voluntad así mismo de nos hacer hacer llegar un lenguaje coloquial, urbano, repleto de fraseología y giros del habla corriente. Con saltos en el tiempo, que no suponen ninguna dificultad lectora, espacios vacíos para que el lector pueda construir su versión de esta historia del mal y del amor consumido por el fuego. Poesía de la crueldad, como se ha escrito, cruda poesía de la desesperanza, de la indefensión y de la derrota. Por todo ello, La crueldad de abril, a pesar de su brevedad, es, en mi opinión la mejor pieza narrativa entre todas las que Diego Ameixeiras ha escrito hasta el momento.

Francisco Martínez Bouzas

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