Julian Barnes
Traducción de Jaime Zulaika
Editorial Anagrama, Barcelona, 2019, 231 páginas.
La
pericia a la hora de crear tramas, usar las formas y las estructuras narrativas
le otorga a Julian Barnes (Leicester, 1946) los suficientes méritos para hacer
que su novela The Only Story (La única historia) se haga con el honor
de convertirse en el número 1.000 de la colección Panorama de Narrativas de
Anagarma. Una novela que en absoluto desentona de su obra creativa anterior. Un
tono melancólico modula, como en otras obras, El sentido de una final por ejemplo, la entonación y sus
implicaciones morales.
Barnes
sitúa la novela en los años 60, época de múltiples revoluciones sexuales, en la
penumbra de la clase media, los que él llama los “habitantes de los
intersticios”. Es verdad, como se ha escrito, que Barnes, como Flaubert, se ha
propuesto escribir la historia moral de su generación, visibilizar sus
pasiones, y a fe que lo está consiguiendo. Por ejemplo, que un adolescente de
diecinueve años se enamore y pierda la virginidad con una mujer que roza los
cincuenta, con un marido y dos hijas que le igualan en edad.
La única historia, el título e la
versión española hace referencias a que todos, hombres y mujeres, hemos vivido
al menos una historia de amor. Pero de entre todas ellas, solamente una alcanza
la categoría que la haga merecedora de ser contada, posiblemente debido a las
profundas huellas que ha dejado. “Solo hay una que importa, una que a la postre
vale la pena contar” (página 13).
El relato
de Julian Barnes contado por Paul, el joven de diecinueve años que se enamora
de una mujer de cuarenta y ocho con marido y dos hijas y que a lo largo de la novela cuenta su historia en
forma de un tríptico, está movida por la
voluntad de verdad, y esa es la razón por la que nos va haciendo llegar su
romance a trozos, según los dictados de sus memoria.
Y ya se
impone una breve sinopsis de la novela: Paul, el joven de diecinueve años,
regresa a principios de los 60 a la casa de sus padres. Allí conoce a Susan
MacLeod, casi cincuenta años y dos hijas esposa insatisfecha, el matrimonio con
el marido no incluye sexo desde hace veinte años. Paul frecuenta la casa de
Susan y se queda a dormir sin que a nadie le extrañe demasiado. Tampoco el
hecho de que, llegado un momento, deciden ir a vivir juntos haciéndose pasar
por tía y sobrino. Pero muy pronto se inicia el descenso a la hecatombe, el
alcoholismo de Susan, su deterioro exterior e interior. Y en Paul surgen
ciertas consideraciones morales, especialmente una: ¿tiene alguna viabilidad de
futuro un amor transgresor como el suyo con Susan?
La
historia contada por Paul transcurridos más de cincuenta años, está repleta de
interrogantes cruciales: ¿cómo se gestiona el amor, cómo se maneja un asunto
cuando existe esa diferencia de edad, sobre todo en una sociedad mojigata? Son
algunas de las coordenadas por las que transcurre la novela. Los dos amantes
son conscientes de vivir inmersos en el centro de una sociedad gazmoña, y sin
embargo deciden seguir adelante. La novela presenta muchas otras preguntas.
Quizás la más importante es si es viable un amor como el de Paul y Susana.
Julián
Barnes escribe una historia a la vez dura triste y melancólica. Se ha escrito
que Barnes, desde sus comienzos, siempre se enjuagó de los brillos de lo que
pudo haber sido y se quedó con el óxido de lo que realmente es. En la novela,
poco a poco, va revelando el desgaste de una pasión amorosa que parece
indestructible. Es por eso una novela repleta de pesadumbres, porque, frente al
inexperto idealismo, se oponen y terminan por vencer la oposición familiar, el
infierno del alcohol, las mentiras, la soledad, las carencias de lo
imprescindible, el sexo triste.
Una
conclusión que Julian Barnes va anticipando
desde las primeras líneas, cuando su protagonista masculino, a sus
diecinueve años, piensa que el amor es incorruptible, a prueba del tiempo y del
deterioro.
En autor
no emplea una estructura rompedora. Hace un buen juego de la única voz
narrativa que va apareciendo en primera, segunda o tercera persona, aunque el
que desgrana la historia es siempre Paul, en correspondencia con las fases de la
relación y con la maduración de los sentimientos. Prosa exquisita, alto nivel
literario y una tonalidad a la vez trágica y melancólica que de forma
devastadora nos hace reflexionar sobre las catástrofes que a los ojos
idealistas de los enamorados parece infinitamente alejadas.
Francisco Martínez Bouzas
Realmente interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Mark de Zabaleta