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miércoles, 28 de junio de 2017

"SEISDOBLE": ENTRE LO DETECTIVESCO Y LA NOVELA NEGRA



Nada sucio
Lorenzo Silva y Noemí Trujillo
Menoscuarto Ediciones, Palencia, 2016,  147 páginas.


El lado oscuro
Andreu Martín
Menoscuarto  Ediciones, Palencia, 2017, 182 páginas.

   La palentina Menoscuarto Ediciones puso a andar a finales del pasado año la serie SeisDoble. Una colección de narrativa detectivesca con no pocos elementos de novela negra, y que nada siguiendo el modelo de la serie editorial francesa Le pouple. Una colección basada en las aventuras detectivescas de una mujer joven y atractiva, Sonia Ruiz. SeisDoble aparece en la arena literaria como un proyecto muy ambicioso: distintos autores, de importante relevancia en la novela de investigación, irán ofreciendo diferentes casos y peripecias en las que participa Sonia Ruiz, con la “obligación” de enriquecer el perfil de la detective privada y el de otros personajes, mas respetando lo que ya hayan aportado las obras de escritores precedentes, partícipes así mismo en la serie. Un juego literario muy interesante, inaugurado por los escritores Lorenzo Silva y Noemí Trujillo que, en Nada sucio perfilan el primer caso de la detective Sonia Ruiz. En el pasado mes de mayo, otro primer espada de la novela negra española, Andreu Martín, prosiguió con El lado oscuro el juego literario de SeisDoble, que será desarrollado, por consiguiente, por una pluralidad de manos.
   En Nada sucio, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo nos acercan, en efecto a Sonia Ruiz, con el primer caso de esta experiencia pionera en España. Una joven madrileña de Getafe, con la hipoteca de un piso por pagar y una ruptura sentimental -su novio la ha dejado- que le provoca una fuerte depresión, agravada por la imposibilidad de encontrar un trabajo remunerado, decide que, como nada tenía que perder, es un buen momento para inventarse un trabajo, montando una agencia de detectives al margen de la legalidad porque ella carece de la titulación de detective privado. Se anuncia en “el lado oscuro de la red” y pronto se le presenta el primer caso: una mujer que se siente víctima del acoso de su jefe, se convierte en su primera cliente. Con la ayuda de su vecino Pau, experto en ordenadores y nuevas tecnologías, hace que el cerdo acosador la deje en paz. Alejar al moscón. Eso sabemos hacerlo todas las mujeres, piensa Sonia. El éxito en este primer caso no le resultará fácil: se verá en la obligación de tener sexo con el erótico acosador, lo que no le desagrada porque llevaba tiempo sin hacerlo. Será así mismo víctima de otras agresiones, estas verdaderas y no tan placenteras. Mas con ayuda de las nuevas tecnologías, Sonia y Pau completan su trabajo y logran que el acosador canalla sea detenido, aunque Sonia nunca llegará a enterarse de los que pasó después. Eso simplemente cayó en las garras del olvido.
   
   Con El lado oscuro, Andreu Martín pone la segunda piedra de la serie. Es otra mujer la que acude a Sonia Ruiz, a la que contrata para que demuestre la infidelidad de su marido. Lo hará, pero descubre además que está sumergido en la ciénaga de actividades ilegales. Con esta historia confluye otra de Pau al que ya en la conclusión exitosa de Nada sucio pudimos leer que lo ficha el CNI, el organismo de espionaje español. El amigo y colaborador de Sonia se ve atrapado en una sucia y peligrosa trama de la que forman parte sus propios jefes.
   Ambas novelas se mueven por dos territorios emparentados: el de la novela detectivesca y la narrativa negra. El esquema detectivesco (orden-desorden-orden restaurado) es el hilo conductor de las dos entregas de la serie SeisDoble. La investigación y resolución del hecho delictivo, independientemente del método empleado, es el elemento estructurador de las tres historias. La novela de detectives no se adentra más allá. Sin embargo, tanto en Nada sucio como en El lado oscuro, el lector se encuentra no solo con una máquina de pensar, sino también con el retrato psicológico de los personajes,  la delineación crítica de la sociedad y la introspección psicológica, tanto en relación con el, o los investigadores en este caso, como en correlación también con el delincuente. El ingenio, pues no tiene un fin en sí mismo.
   Las dos novelas están escritas con voluntad de intriga. Cada capítulo conduce a los lectores, a base de no decaer en el ritmo, a la conclusión final. La estructura de los personajes aparece representada mediante el empleo de caracteres opuestos. La detective, protagonista de ambas obras, con aquellos rasgos y comportamientos con los que se identifica el lector, a pesar de que no siempre juega limpio. Su antagonista, el delincuente, actúa con los procedimientos de los bajos fondos. Una prosa que en ambas novelas  huye de preciosismos literarios y busca sobre todo la claridad, viste los dos relatos.
   Reseñar por último que Andreu Martín enriquece en El lado oscuro el perfil de Sonia Ruiz y el de su amigo y colaborador Pau, sin contradecir además los que Lorenzo Silva y Noemí Trujillo habían adelantado en el primer relato de esta saga detectivesca y negra. Y eso precisamente es el propósito que persigue esta serie de Menoscuarto Ediciones.

Francisco Martínez Bouzas


Fragmentos de El lado oscuro

“Sonia, iba a resolver este caso, su primer caso, el caso del supermercado, por orgullo, por soberbia, porque era muy atrevida, porque quería hacerlo y porque quería irse con Esther a Roma y perder de vista unos días a los estúpidos peces. Hacía demasiado tiempo que no tenía vacaciones. Años, ya. Y Sonia estaba cansada de formar parte del lado de los perdedores. Y ese tipo, Jesús, era un capullo. Tenía nombre de Mesías, pero era un cretino. Y a Sonia no le caían bien los idiotas ni los aprovechados ni los que van de listos. Aquel tipo, Jesús, era un imbécil de talla mayor. Y alguien tenía que pararle los pies. Y ella, de eso, sabía un rato. Tenía una talla cien de sujetador. Se había pasado la vida parándole los pies a capullos integrales. Sabía cómo se hacía. Quizás otra cosa no, pero a eso, modestamente, no la ganaba nadie.”

…..

“Así que Sonia y Jesús terminaron en su coche. Jesús la llevó a un sitio apartado, en la zona industrial del polígono de los Olivos, a las cuatro de la tarde, una hora en la que casi no había nadie, ya debía saber él que a esa hora no había un alma por la zona. Allí se escondieron y fue fácil subirle el vestido a Sonia y consumar aquello, que era un vil desahogo para ambos, pero a Sonia le sentó bien que la follaran mientras todas esas ridículas encuestas se caían al suelo del coche y su plan seguía en marcha, con un polvo añadido, pero no pasaba nada, era la primera vez y la primera cez uno puede perder un poco los papeles. Mientras Sonia se subía encima de Jesús y le besaba con la lengua y jadeaba, como si de verdad estuviera haciendo el amor con alguien que le importara, podía ver enfrente el enorme cartel del Camping Alpha. Nunca se había sentido tan expuesta, tan exhibicionista y, contrariamente a lo que hubiera imaginado, aquella sensación le gustó. Sonia pensó en lo fácil que es fingir mientras se practica sexo.”

(Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, Nada sucio, paginas 25, 43-44)

Fragmentos de El lado oscuro

“A la nueva clienta no apreció que aquello la molestara ni la influyera lo más mínimo. Ni siquiera parecía haberse fijado en nada, ni en los muebles, ni en la casa, ni en el aspecto de Sonia. Era una mujer que justo había abandonado la belleza de la juventud y parecía que no lo llevaba muy bien. Pechugona, altiva, obesa, de mandíbula prominente y puntiaguda y mirada severa, con una indumentaria cursi hasta la alergia, entró contoneándose, se sentó y dijo que la enviaba el detective Méndez. Ella le había pedido que se ocupara de su caso una mujer y él le había recomendado que hablara con Sonia.
Se llamaba Diana Martínez. Y tenía bajo el ojo izquierdo los restos de un hematoma de intenso color morado. Le faltaba uno de los incisivos. Puso una fotografía sobre la mesa y dijo:
-Este es mi marido, se llama Guillermo Corvado y me la pega con una mamarracha.   -Estaba enfurecida. Si alguna vez tuvo lágrimas, se le habían terminado las existencias- . Quiero que lo descubra y que los fotografíe cuando estén haciéndolo.”

…..

“Esa misma noche, su joven amigo Pau estaba participando en una operación de los servicios secretos.
En realidad, encerrado en una furgoneta negra de cristales tintados, era el último mono de una operación sin importancia ni peligro.
Lo habían captado un año atrás, como experto informático para que colaborase en un proyecto internacional con el gobierno de Panamá. Se trataba de crear el sistema informático más seguro del mundo para proteger el tránsito del canal. Estuvo entusiasmado durante casi un día entero. Luego, un hijoputa lo atracó y se llevó todo su dinero. Y, de una manera u otra, eso transcendió y la superioridad del CNI decidió que tenía que madurar un poco antes de que pudiera hacerse cargo de una misión de tanta importancia. Un veterano del Centro tenía ganas de viajar a conocer Panamá y le quitó el sitio.
Entretanto le dijeron que tenía que curtirse y lo destinaron a la Oficina Nacional de Seguridad (ONS), bajo las órdenes del coronel Mariano Cardenal, que lo envió a la unidad de Vedugo, en la calle Mataelpino.”

(Andreu Martín, El lado oscuro, páginas 17-18, 25)

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