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martes, 4 de abril de 2017

"HUESOS EN EL DESIERTO": EN MEMORIA DE SERGIO GONZÁLEZ




Huesos en el desierto
Sergio González Rodríguez, Editorial Anagrama, Barcelona, 335 páginas.

   En la mañana de ayer, 3 de abril, fallecía en Ciudad de México Sergio González Rodríguez a causa de un infarto. Autor de catorce libros entre novelas, crónicas y recopilaciones, su obra ha pasado a la posteridad sobre todo por sus trabajos de investigación de los feminicidios en Ciudad Juárez, en la década de los noventa, que dio origen a su libro Huesos en el desierto (2002), una mezcla de reportaje, crónica y ensayo, anclada en una reflexión muy profunda. Es autor de otros dos libros: El hombre sin cabeza y Campos de Guerra, ensayo este último sobre los vínculos del narcotráfico y los políticos y la pérdida de soberanía de México ante Estados Unidos. Un ensayo que ganaría en Premio Anagrama de Ensayo en el año 2014. La obra escritural de Sergio González recibió numerosos galardones,  -e incluye así mismo guiones para la televisión- y por sí misma le inmortalizarán para siempre.
   Pero además de sus propios textos y libros Sergio González sería inmortalizado para siempre como parte del dramatis personae de la novela 2666 de Roberto Bolaño. En la parte cuarta de esta monumental novela (“La parte de los crímenes”), Roberto Bolaño presenta a Sergio González, un periodista de las páginas de cultura del periódico La Razón de DF, enviado en julio de 1993, porque acababa de divorciarse y precisaba ganar dinero, para investigar los feminicidios y sacrilegios de iglesias en Santa Teresa (Ciudad Juárez). En varias páginas, 470 y siguientes, la narración de Roberto Bolaño permite observar a Sergio González investigando los crímenes y las sacrílegas profanaciones de iglesias en la ciudad norteña, lindante con Norteamérica. Precisamente su decisión y coraje en la investigación de las matanzas de mujeres para Huesos en el desierto, le “valieron” un atentado por parte de unos sicarios que asaltaron el taxi en el que viajaba y le golpearon brutalmente hasta dejarle una cojera crónica y un coágulo de sangre en el cráneo.
   Hoy pretendo honrar modestamente la memoria de Sergio González reproduciendo, traducido al español, el artículo-recensión que el día 10 de agosto de 2003 publiqué en el periódico El Correo Gallego sobre Huesos en el desierto.

Sergio González, Paola Tinoco y Roberto Bolaño en Barcelona


LAS MUERTAS DE CIUDAD JUÁREZ, UNA NOVELA SIN FICCIÓN

   A primera vista parece ficción. De hecho el feminicidio de Ciudad Juárez constituye una de las partes de la amplísima trama de la novela póstuma, 2666 del narrador chileno, Roberto Bolaño. Pero estamos delante de uno de esos casos en los que la realidad supera ampliamente a la ficción. En la novela de Roberto Bolaño, los asesinatos de mujeres en  Juárez City brillan con luz negra, igual que en la larga cadena de crímenes en serie recogidos en la documentada investigación que el periodista y narrador mexicano, Sergio González, publicó en el sello editorial Anagrama bajo el título Huesos en el desierto, una mezcla de crónica, reportaje y ensayo cultural.
  Todo empezó el 27 de noviembre de 1999. Ciudad Juárez, separada por una invisible línea fronteriza de la ciudad norteamericana de El Paso, despertó ese día con una noticia que dio la vuelta al mundo. México y Estados Unidos iniciaban una acción conjunta. Tenía como objetico hallar los cientos de cadáveres de mujeres que, según las informaciones de los dos países, estaban enterradas en distintos “ranchos” de narcotraficantes de la localidad, llamados “narcocementerios” o “narcofosas”. Mas los resultados fueron insignificantes. Localizaron nueve cuerpos, debido quizás a la “lechada”, una mezcla de cal y substancias químicas que emplean los narcos para desintegrar los tejidos orgánicos y hacer así desaparecer cadáveres. No obstante, los cientos de cadáveres que en aquellas fechas se buscaban, ya habían aparecido allí, a cielo abierto, a lo largo de los años noventa. Un verdadero feminicidio, uno de los más grandes crímenes de género que permanece impune y sin aclarar.
   En efecto, desde el inicio de la década de los noventa hasta hoy (2003), de una forma sistemática, psicópata y estremecedora, se sucede el goteo de de homicidios de mujeres en la capital de Chihuahua, en el marco de una absoluta impunidad. El número de víctimas alcanza en el día de hoy la cifra de más de trescientas mujeres muertas o desaparecidas. Se trata de asesinatos orgiásticos, mezclados con ritos sexuales y una elevada capacidad de perfeccionamiento sádico, perpetrados al amparo del secreto y de algún tipo de fraternidad asesina. Una pavorosa cadena de muertes que le da la razón a la escritora Elena Poniatowska al calificar a México como un país de culpables porque la sociedad mexicana y los gobiernos del PRI o del PAN permiten que en Ciudad Juárez “la mujer sea un ser golpeable y violable”.
   Espoleado por la situación y heredero del periodismo cultural de La Cultura y del cronista por antonomasia de las realidades mexicanas, Carlos Monsivais, Sergio González emprendió una peligrosa investigación de este macabro feminicidio, un fenómeno de extrema misoginia, violencia de género y absoluta impunidad. Sus hallazgos fueron publicados en forma de artículos en el periódico Reforma de la capital azteca. El autor, narrador y ensayista de prestigio, finalista en 1992 del Premio Anagrama de Ensayo con El Centauro en el Paisaje, entrelaza una investigación de fondo en forma de relato, mas carente de ficción, sobre narcotráfico, violencia, corrupción política y el asesinato de mujeres pobres, delgadas, estudiantes o trabajadoras, en su mayoría, morenas y de larga cabellera, que daría lugar a un libro de más de trescientas páginas publicado en la serie Crónicas de Anagrama.
   Huesos en el desierto no es únicamente la historia de una década de barbarie feminicida en la población fronteriza, una verdadera Twilight zone a la mexicana, sino una aproximación interpretativa a los abusos del poder. Del poder político y de aquel otro de naturaleza económica, social y de género que está permitiendo la normalización de la barbarie en la frontera norte del país.
    
                                            
Cuerpos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez
   
   Como si se tratase de una historia de paranoia posmoderna de Don DeLillo, Sergio González presenta, en este trabajo periodístico realista, una base conspirativa como lámpara hermenéutica de una realidad que no se deja ver, fantasmagórica y esquiva. El primor perverso de la conspiración, rodeada de impunidad y de la eficacia que otorga el ejercicio del poder en su máxima expresión. Pero con una clara diferencia: el libro de Sergio González no es ficción, es, al contrario, una crónica real. Un especie de novela de no ficción del México de verdad.
   La catarata fronteriza de crímenes misóginos, analizados con la constancia de la mirada penetrante, y narrada con un realismo inapelable y contundente, se convierte en este libro en una lectura paralizada en el medio de la irracionalidad y del horror. Un fenómeno que no debemos desenlazar de la deshumanización. Los crímenes continúan. A finales del mes de julio (año 2003), en el suplemento cultural El Ángel, reiteraba Sergio González el riesgo para las mujeres de Ciudad Juárez. Muchos intelectuales en el país mexicano formulan esta pregunta: ¿Cuántas toneladas de huesos habrá que descubrir para saber quiénes son los responsables?

Francisco Martínez Bouzas

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