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jueves, 23 de febrero de 2017

UNA HISTORIA CON THRILLER SENTIMENTAL



La Batalla del Paraíso Triste
Xosé Ramón Pena
Traducción de Estela Villar
Pulp Books, Cangas do Morrazo (Pontevedra), 2017, 247 páginas.

   Pulp Books, un sello de la canguesa Rinoceronte Editora, acostumbra  traducir al español algunos de los títulos que en narrativa han alcanzado mayor éxito en la reciente literatura gallega. Lo hace estos días con Apoteosis de las perchas de Xesús Constela y con La Batalla del Paraíso Triste de Xosé Ramón Pena, el libro que comento en esta entrada. Xosé Ramón Pena (Betanzos, 1956) es uno de los más relevantes investigadores de la historia de la literatura gallega, y un autor consolidado en la narrativa de ficción, con varias de sus obras traducidas al español.
   Cuenta el autor que, al investigar el espacio y el tiempo en el que contextualizar esta novela, descubrió que Saint-Exupéry había estado en Lisboa con anterioridad a su partida hacia América. En la capital portuguesa descubrió que, a pesar de los falsos oropeles con los que la dictadura salazarista intentaba ocultar la realidad de Portugal, Lisboa era un paraíso, mas no un edén dichoso, sino un paraíso triste. De este juicio del escritor francés tomó Xosé Ramón Pena el título para rotular su novela que ahora nos ofrece en español Bulp Books. Lisboa, la cenicienta, ambigua y a la vez brillante y hermosa capital de un país nido de espías e intrigas internacionales durante la Segunda Guerra Mundial, le sirve al escritor para ambientar y situar la  acción de una buena novela que desde la primera línea tira del lector. Cuando el fragmentarismo o experimentos metaficionales mal resueltos comienzan a empacharnos, Xosé Ramón Pena vuelve a la senda de la novela de siempre y le transmite al lector una excelente historia. Una historia que rompe con las fronteras genéricas y sutura, en dosis equilibradas, elementos de la novela de acción, de la novela negra, de espionaje y el thriller sentimental, actuando la intriga como hilo conductor que tiene constantemente en vilo la atención lectora.
   La trama argumental nos conduce, como ya quedó señalado, a la Lisboa de los años 1940 y 1941. Son tiempos difíciles y turbios en una ciudad nido del espionaje internacional, mientras Europa arde bajo las llamas de la Guerra. A la ciudad regresa el principal protagonista, Fernando Freitas, oficial portugués, para embarcar hacia América. Y de inmediato se encuentra con sus antagonista, el mayor Pimenta que muy pronto descubre su verdadera identidad y su relación con la antigua amante, la actriz de revista, Catarina Gusmão, una femme fatale, y sobre todo sus contactos con una organización que controla el oro que los alemanes estaban robando a los judíos. El relato concluye con un final inesperado a las orillas del río Miño, en el que el “salvador de Portugal”, el dictador Oliveira Salazar está a punto de ahogarse en las aguas fronterizas.
   El autor conjuga con habilidad elementos históricos, entre ellos, la presencia de los seguidores del movimiento ultrafascista portugués Rolão Preto, que había pretendido anexionarse Galicia durante la Guerra Civil Española, con una red narrativa íntegramente ficcional. En la novela, la ficción es el gran marcador semántico que somete a sus leyes acontecimientos y personajes históricamente verificables. Es esa la razón que convierte a La Batalla del Paraíso Triste en pura ficción que ilustra hermosamente una porción importante de la historia portuguesa. Con un estilo ágil, limpio y natural y un ritmo fluido, el narrador logra de forma eficaz sus objetivos: contar una verdadera historia que, como ya quedó señalado, desgaja los géneros.
   Atendiendo a la arquitectura de la novela, llama la atención que en la misma se complementan dos voces narrativas: un narrador protagonista que cuenta las peripecias individuales de Fernando Freitas y su antagonista, pero que no tuvo acceso a una cierta cantidad de datos, dejando la historia inconclusa. Y un historiador que, con su narración completa la visión de los hechos, aunque sea a posteriori. La Batalla del Paraíso Triste es además una novela intensamente documentada aunque no renuncia a su naturaleza ficcional.
   La novela es una pieza literaria de acción y espionaje que conjuga además un relato de amor, ilusiones y desengaños, amistades y traiciones, y que así mismo hace aflorar las contradicciones en las que caemos los seres humanos y la necesidad de escoger en la batalla de nuestros propios sentimientos. Un trabajo que amalgama documentación y ficción y consolida a un buen narrador; un narrador que sabe resistir a las urgencias de publicar cada año y que, en mi opinión, no está siendo valorado como demanda la “justicia literaria”. El aparato promocional de los agentes más importantes del sistema literario gallego (editoriales, premios literarios teledirigidos, cierta crítica…) decidió apostar, bien por la cuota de la discriminación positiva, bien por el puro y simple marketing o por otras caras más nuevas y relucientes. Pero la ni la novedad ni la hermosura, en el terreno literario son sinónimos de calidad, y las modas son siempre efímeras y pasajeras.

Francisco Martínez Bouzas

                                                
Xosé Ramón Pena
Fragmentos

“Pero habitaba ahora a finales del mes de octubre de 1940. Europa crepitaba entre las llamas de la guerra y él se había venido a la capital de Portugal con un pasaporte suizo… De nuevo un breve escalofrío fue capaz de ponerlo en alerta. Decidió desandar sus pasos y volvió a buscar la complicidad del Bairro Alto. Pensó en subir a su habitación y coger el paraguas; sin embargo, parecía que escampaba cuando se aproximó a los yermos que rodeaban la Rúa do Século. Antes de dejarse llevar cuesta abajo, hacia el río, Fernando Freitas se dijo a si mismo que estaba claro que tenía que salir de una vez de allí, fuese como fuese, ya no podía soportar más la espera. Aquella misma noche tenía concertada  una cita con un tal Antonio Boullosa, antiguo contrabandista y, ahora, por lo visto, aplicado proveedor de documentos falsos de calidad para quien no reparase en gastos; no obstante, si aquello no resultaba una solución concreta, había decidido abandonar Portugal y volver a probar fortuna en Espala; al fin y al cabo, se le mostraba con nitidez que había sido un completo error decidirse por Lisboa…Tal vez Vigo, o incluso A Coruña, resultasen ser lugares más fáciles para poner rumbo a América…”

…..

“- Rolão Preto - me explicó Mário- viene a ser una especie de equivalente de…quien te diría yo, acaso de vuestro Onésimo Redondo, aunque los orígenes de Preto están en el Integralismo Lusitano y, además, defendió varias veces la monarquía como forma de gobierno, a lo largo de los años. Supongo que lo que le habría gustado de veras es que en Portugal hubiese un rey y él actuar de Mussolini lusitano…En fin; tuvo la mala suerte, por una parte, de que Salazar fuese su coetáneo; aunque también tuvo la fortuna de que fuese Salazar quien lo alejase del poder.
-No entiendo.
-Salazar era Salazar, pero como nosotros no tuvimos guerra civil y la pena de muerte fue abolida en Portugal ya a mediados del siglo XIX -en 1916 fue reintroducida pero sólo para el delito de traición en tiempo de guerra-, el caso es que ni lo fusilaron ni tuvo que pasar por un exilio largo, sólo algún tiempo en España y, para que te asombres un poco, en casa de José Antonio Primo de Rivera.”

…..

En su depoimento, Fernando Freitas describe con trazos tan vivos como breves aquella tarde y todas las demás que siguieron a esta, en Santarém, pero también en la propia Lisboa, buscando complicidades y habitaciones clandestinas. A pesar del recato de las palabras, es posible contemplar detrás de ellas los cuerpos desnudos, los besos y las caricias; toda la fiebre del sexo estallando en quiebros inesperados…A veces, empujados hacia el alboroto de meandros y despeñaderos; otras, demorándose en los mil meandros de un río caudaloso antes de precipitarnos en las mareas…Manos anudando las manos y la lengua mordiendo con dulce fiereza la lengua; los corazones en loca carrera…”

(Xosé Ramón Pena, La Batalla del Paraíso Triste, páginas 18-19, 42-43, 139)

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