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sábado, 4 de febrero de 2017

TRES HISTORIAS DE SALVACIÓN



Historia de Irene

Erri De Luca

Traducción de Carlos Gumpert

Editorial Seix Barral, Barcelona, 2016, 137 páginas.



   Erri De Luca (Nápoles, 1950) está considerado por la crítica y por los lectores como uno de los escritores italianos actuales más importantes. A pesar de su debut tardío en 1989 con Aquí no, ahora no y de que él no se considera un intelectual, porque los intelectuales son capaces de defender aquello en lo que no creen y él no está dispuesto a hacer eso: solo defiende causas en las que cree, (por ejemplo dándoles voz a los vecinos del Valle de Susa y alentándoles en 2013 a la movilización civil contra la línea de alta velocidad Turín–Lyon) sus obras son un claro ejemplo de compromiso a favor de los más débiles, de las víctimas y de los oprimidos por los poderes. En sus obras, e incluso en su forma de entender la vida, homenajea a George Orwell que le incitó a ser anarquista; a los relatos de Kolyma de Shalanov que le convencieron de la  fuerza de la resistencia; a los laberintos eruditos de Borges que le abrieron el tercer ojo para poder asomarse a las profundidades mitológicas; a Pasolini que le instigó a tener opiniones propias en discordancia incluso con las suyas; o a Salman Rushdie porque con Los versos satánicos provocó que algunas personas saliesen a la calle a defender la libertad de expresión. Erri De Luca es hoy una de las voces más potentes que se dejan sentir en Europa contra la inmigración condenada a naufragar y morir en las costas del Mediterráneo.

   Historia de Irene, uno de los dos libros  que Erri De Luca regaló a los lectores en español a finales de 2016, es una colección de tres relatos que el autor clausura con un sintético e ilustrativo colofón -“Mi deuda griega”- de solidaridad con el pueblo heleno. El tríptico narrativo funciona como una “fábula mediterránea”, aunque sin moraleja. Tres historias de mar que se inician con la que rotula el libro: “Historia de Irene”.

   El primer relato está protagonizado por Irene, un personaje fascinante. El mismo Erri De Luca cree que jamás encontró en la literatura una criatura con su altura humana. En este relato, el escritor  napolitano cuenta la historia de una niña salvada en el mar por los delfines y que crece sola en una isla griega. De día vive en tierra firme, mas al llegar la noche se adentra en el mar y se une a su verdadera familia. Con catorce años queda embarazada pero nadie sabe quién la montó. Irene le cuenta su historia a un extranjero que está de paso, alter ego del narrador. En Irene se dan cita la vida humana y la animal. Ella representa la alianza entre la tierra y el mar. “Historia de Irene” es una parábola ungida por el lirismo. Un relato privado de trama pero rebosante de observaciones profundamente poéticas. La historia de una chiquilla, huérfana en tierra, que tuvo que buscar en las aguas marinas el afecto y el calor familiar: “La tierra firme le ha sido madrastra; el mar, en cambio, la abraza y la acaricia” (página 71).

   El segundo relato, “El cielo es un establo”, es la historia de cinco fugitivos de las represalias alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, que se encuentran en un establo e intentan salvarse atravesando el mar que separa Sarrento de Capri, tierra liberada. En la frágil barca a remos en la que surcan el mar, encuentra un puesto un judío que mantiene una intensa relación con uno de ellos, el padre del escritor. Un especial encuentro que nace entre el practicante y orante de una religión desconocida y el padre del narrador, ateo convencido. El relato es el rescate de las vivencias bélicas del subteniente Aldo De Luca. Una huida a través del mar. Otros italianos ensayaban esos mismos gestos subiendo a las montañas para acosar de forma clandestina a los ocupantes alemanes. Mas este segundo relato no solamente habla de una huida en la Segunda Guerra mundial. Erri De Luca nos recuerda que en nuestros días hay peces que se nutren de cadáveres, de hombres, de mujeres y de niños desesperados que huyen en frágiles barcazas intentando alcanzar la frontera que separa el primer mundo de la miseria y de la guerra y en las aguas del Mediterráneo naufragan sus vidas y sus esperanzas.

   Finalmente en el tercer relato, “Algo de lo más estúpido”, reconstruye Erri De Luca la historia de un anciano extremadamente delgado, sin dientes, mal tolerado por la familia, que se aleja de la casa a pesar del frío viento invernal y se acurruca en una oquedad en el acantilado, protegido del viento y con el sol calentando su cuerpo. El deshielo de su propio cuerpo provoca que se le escapen lágrimas de felicidad, a la vez que revive los recuerdos de sus días de soldado, encerrado en un buque de guerra bombardeado. Una historia de lucha por la vida, con el final de la voltereta que le lanza al mar, para dejar de ser una molestia.

   Tres historias de salvación que tienen al mar por escenario y que acontecen inesperadamente como traídas por el viento. Historias dulces y amargas que el escritor italiano nos transmite en una resplandeciente y a la vez sencilla prosa poética, que se sutura con la profundidad de las tramas a pesar de su aparente sencillez.



Francisco Martínez Bouzas



                                                 
Erri De Luca
 


Fragmentos



“Es lo que rodea la noche, el mar de puntitos iluminados desde el horizonte hacia arriba.

La piel de Irene está tupida de vello amarillento, una capa de flores de retama. Su olor es salobre, a barco de pesca.

Su nariz se frunce para oler mejor y a su alrededor se arrugan sus pecas de ciruela.

Los ojos de Irene no enfocan. Estoy en su campo visual y me atraviesa.

No es que me excluya, sino que sus ojos omiten fijarse en un punto.

Quién era su gente. No lo sabe, la recogieron en la playa después de una tormenta.

Se crio en la casa del pope, ordeñaba sus cabras, se ocupaba de sus ovejas.

Dormía en su cocina, sobre una estera.

La aldea es devota, las funciones de los días de fiesta los reúnen a todos, menos a Irene y a dos ancianos comunistas…”



…..



“Irene se une cada noche a la familia de los delfines, once con ella, guiados por una hembra adulta.

Por ellos vacía las redes sin romperlas, baja hasta el fondo y separa de los cebos las anchoas, los trozos de calamar, abre las nasas.

Con la navaja italiana libera y salva a su gente, enredada en alguna red.

Está con ellos mientras dura la noche. Es coetánea de los delfines, una hembra y un macho.

Crecieron juntos, explorando los juegos hasta la llegada de la  madurez.

Irene tuvo la primera sangre en el agua, la familia expandió la noticia con sus colas.

Surgieron de la profundidad los tiburones para degustar algunas gotas del brindis por la madurez de Irene.

Hubo saltos de colas al cielo y recaídas clamorosas para celebrar la sangre nueva. Los más altos eran los de su coetáneo, a ella prometido por la hembra madre, que retuvo a su hijo a la espera de la fertilidad de Irene.”



…..



“No hacía mucho que se encontraba bajo las mismas estrellas vivaqueando al borde del río Voiussa, donde las truchas se saciaban con los cuerpos jóvenes de los nuestros, enviados al tiro al blanco de los griegos por aquel jactancioso asomado al balcón.

El subteniente no probaba el pescado engordado a base de cadáveres, no variaba el rancho con la abundancia capturada por la técnica furtiva de la bomba hecha explotar a ras de agua.

No hacía mucho que las mismas estrellas eran chinches pegadas al techo, polvorientas, arrogantes. En las noches de la casa de labranza se las reencontraba como enfermeras con bata blanca que velaban la crujía de hombres tumbados a la espera.”



(Erri de Lucca, Historia de Irene, páginas 20-21, 66-67, 101-102)

2 comentarios:

  1. Se miran muy interesantes los tres relatos, un universo en cada historia. Gracias por compartirme tu arte en esta reseña que como siempre, es maravillosa. Te dejo un gran abrazo.

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