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miércoles, 9 de noviembre de 2016

"MEMORIAS DEL MAR": POEMAS DE AMOR, DE MAR Y DE MUERTE




Memorias del mar
Rocío Acebal
Valparaíso Ediciones, Granada, 2016, 54 páginas

   Es su primera botadura en solitario. Un poemario que, más que promesa, es una gozosa realidad. Pero ha participado en antologías, revistas y suplementos literarios. Es Rocío Acebal (Oviedo, 1997) que, desde la frontera de los diecinueve años, es capaz de fermentar en su cabeza versos llenos de magia y cocerlos en las ardientes brasas de sus poros. Sumergidos en un mundo febril y alucinógeno en el que el existir se convierte cada día en un ejercicio caótico, nos llegan los versos de Rocío Acebal, no seguramente como remedio para esta época, como declaraba a principios de siglo el pensador francés Philippe Sollers refiriéndose a la poesía, pero sí como promesa y esperanza: porque la poesía está viva, la poesía resistió y resiste y se abre camino entre las generaciones más jóvenes. Una gozosa prueba, estos treinta y seis poemas con los que Rocío Acebal le da cuerpo y forma a un poemario cuya mágica significación de alguna manera se convierte en laboratorio de la literatura.
   La poesía de Rocío Acebal es una muestra paradigmática  de la interrelación entre poesía e identidad femenina, creatividad poética y género. Sus versos abordan el deseo y su relación con la construcción de la identidad en torno a un sujeto-mujer, no tanto objeto de deseo, sino sujeto activo. Con miradas plurales y quizás subversivas para ciertos constructos sociales. Sus versos, teñidos con frescores juveniles, nos acercan una mirada atenta y al mismo tiempo explosiva y melancólica sobre la construcción de dicho sujeto que se hace tal también en el amor y en el deseo. La tendencia hacia la universalidad, rasgo distintivo de la poesía, tiene una nefasta consecuencia: la imposibilidad del pensamiento heterosexual de concebir una cultura y una sociedad en las que el cisgénero y la cisexualidad no ordenen y encaucen todas las relaciones humanas. Lo hacen, muchas veces, por acaparamiento de metáforas seductoras que suelen tener como  función poetizar el carácter imperativo y exclusivo de la heterosexualidad. Una trampa más del patriarcado. Pero hay sujetos humanos  a lo largo de la historia, sobre todo mujeres, que se han rebelado contra esas trampas. Y hacerlo desde la poesía, como se hace en  los versos de Memorias del mar, aunque sea  con el lenguaje heredado de los amos, tiene una resonancia universalizadora, capaz de convertir en ley la ley del deseo, como gritaba el lema de la pancarta que encabezaba el bloque rosa en la manifestación del Foro Social Europeo celebrado en Florencia en el año 2002.
   Treinta y seis poemas rompen las barricadas del silencio y lo hacen a través de una arquitectura poética tripartita, Una primera parte que es una explosiva alborada en femenino: un canto al sentimiento erótico-amatorio de las mentes y de los cuerpos juveniles, rebosantes de amor y de pasión, porque como afirma la poeta, “es posible el gozo todavía”. El gozo que reciben las amantes en “los contornos de sal” que acarician. O que permiten descubrir el amor entre las olas con tan solo un universo de testigo “de aquella rendición de la hermosura”; y la “dignidad furtiva de aquel beso”.
   Es otra la tonalidad de los poemas de las partes segunda y tercera. Acierta la sinopsis de la presentación editorial de Memorias del mar,  firmada por José Luis García Martín: “cuerpos que se cruzan como cuerpos encendidos en la noche y luego se alejan para siempre”. En ese alejarse definitivo y concluyente aparece el recuerdo de los instantes finales, de los que solamente sobrevive una brumosa oscuridad. Con la muerte acunando el cadáver amado, “asida a todo lo que ya no existe”. Pervive únicamente el recuerdo de la imagen del cuerpo amado y deseado, “guardada para siempre en la memoria de los últimos besos”. Porque, como escribió André Malraux, solamente existe un acto sobre el que no prevalecen ni la negligencia de las constelaciones ni el eterno murmullo de los ríos: el acto mediante el cual el hombre arranca algo de la muerte. Los versos y poemas de Rocío Abascal tienen esa capacidad de hacernos presente, a través del recuerdo amoroso, la conjura contra esos instantes del tiempo rescatado a la muerte, que regresa desde la frontera del silencio y es capaz de activar el fuego de las ausencias.
   Una tercera parte más híbrida poetiza al ser humano derrotado cuando el deseo ya se ha quemado y consumido en el interior del sujeto amante. Con gritos de melancólica protesta, la voz poética se rebela contra la falsedad de la memoria, no remediada ni por el llanto ni por la afonía.
   El lenguaje se convierte en la poesía de Rocío Acebal en un ceremonial de conjuros a favor del hechizo. Con una reconciliación con la rima y, en ocasiones, con la métrica. Mas sin ser una poeta formalista, ni sentirse constreñida por los moldes rítmicos que obliguen a la poeta a decir lo que no quiere, sabe usar la escritora, con libérrima maestría, el reto de la rima. Un poema, el verdadero poema, siempre tiene forma. Dotarle de ella significa un absoluto dominio de la lengua. El ritmo interior de la mayoría de los poemas de Memorias del mar nos permite gozar con sus seductora musicalidad, y a la vez forma un cuidado entramado de belleza que multiplica la fuerza expresiva del arte de la palabra, con la que que los poemas de Rocío  Acebal rinden, con hambre antigua, inmemoriales aunque perecederos acatamientos a los dioses amorosos de los deseos.

Francisco Martínez Bouzas


                                               
Rocío Acebal

Selección de poemas

MEMORIAS DEL MAR

“Recuerdo, congeladas, las estrellas
en las primeras horas de mi vida;
la oscuridad nos separaba
sobre la arena blanca.

La memoria retorna vagamente,
como la playa al desnudarnos, solas,
una vez regresamos a este mundo;

descanso ante mi oreja caracolas
y en el rumor del mar oigo tu voz”
(página 18)

.....

“TE MUESTRAS SOBRE EL LECHO DE LA MUERTE
sórdida elongación del horizonte:
has cerrado los ojos y la mar
acuna tu cadáver con gesto descuidado,
asida a todo lo que ya no existe.

No habrá solemnidad que te devuelva
a la arena -a mis brazos-, a la vida.

En alto, buitres níveos, las cigüeñas
sobrevuelan los restos del naufragio.”
(página 29)

…..

EL CÍRCULO
                           A Mario Vega

“La sábana escarchada de la arena
en tu mirar refleja el desgastado
recuerdo de otra aurora: el verde prado
testigo de pasión, la luna llena.

un cigarro, los gritos, tu melena,
su aliento de caballo desbocado;
de pronto, la tormenta del pasado
y su rostro teñido por la pena.

Entonces -sin ti- al paso de los años
un venturoso idilio en otra orilla,
una radio de fondo, el mismo tema;

el antiguo deseo, un gesto huraño,
los restos de salitre en mi mejilla,
la memoria del mar y este poema”
(página 34)

…..

EN RESUMIDAS CUENTAS

“La sinuosa imagen de Afrodita,
el tiempo y su insultante ligereza,
las estatuas, Venecia, los jardines,
llanto de senectute, “a la manera…”,
y el irritante asunto de la rosa:
siempre este falso asombro, la emoción
vacía de unos versos predecibles.”
(página 54)

3 comentarios:

  1. Un poemario precioso, de un corte poético elegante, rítmico y existencial. Me ha encantado leer a esta autora que logra sacudir las entrañas. Mis felicitaciones Francisco por siempre apoyar la buena lectura, me voy muy complacida con tu magistral crítica, te dejo un fuerte abrazo.

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