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domingo, 2 de octubre de 2016

LA ADMINISTRACIÓN DEL MIEDO



La administración del miedo
Paul Virilio
Traducción de Salvador Pernas Riaño
Editorial Pasos Perdidos, Madrid, 2016, 114 páginas

   Paul Virilio (París, 1932) es uno de los grandes pensadores franceses de la era posmoderna que aún resisten. La guerra, confiesa, fue su universidad inicial ya que la Blizkrieg alemana le sorprendió en la Bretaña francesa. Pero también estudiaría fenomenología en la Sorbona con Merleau-Ponty. Se fogueó así mismo en las revueltas del mayo de 1968. Entre sus contribuciones teóricas cabe destacar lo que Virilio llama “modelo de guerra” de la ciudad moderna y de las sociedades humanas en general, en el que argumenta que los proyectos militares y tecnológicos son la guía de la historia; el concepto de accidente integral (las innovaciones tecnológicas acarrean posibilidades de accidente); la “Dromología” o lógica de la velocidad; la logística de la percepción y los mecanismos bélicos como motores de la transición del feudalismo al capitalismo… Y una reflexión sobre las amenazas y miedos contemporáneos, como hace en este pequeño volumen, L’Administration de la peur (2010), traducido por Salvador Pernas Riaño para la Editorial Pasos Perdidos.
   El libro se presenta bajo el formato de una conversación entre Paul Virilio y Bertrand Richard, en la que se reflexiona sobre la generación de los miedos colectivos, cuya gestión, en las sociedades modernas, se deja en manos de unos pocos que justificarían por lo tanto el dominio y el sometimiento, a través de normas de seguridad cada vez más estrictas, impuestas por los políticos y gobernantes y aceptadas pasivamente por los ciudadanos. Buena parte de los ciudadanos padecen/padecemos estas patologías del miedo: caos climático, pánico bursátil, pandemias, crack económico, fobias alimentarias… Y esos miedos individuales o colectivos se suman y retroalimentan unos a otros en una dinámica demencial y en el fondo infantil, pero capaz de convertir el principio del terror en la piedra angular de las actividades humanas a las que se hallan sometidas la creencia y la confianza en la razón y la perceptibilidad del género humano.
   En este contexto, la entrevista con el pensador y urbanista Paul Virilio aporta un nuevo enfoque para entender estas patologías del miedo y su dinámica. Virilio utiliza la expresión “administración del miedo” con dos significados distintos: hoy el miedo es mundo, pánico (total); no un simple acontecimiento relacionado con hechos y catástrofes locales. Pero a ello es preciso añadir que los poderes estatales se sienten tentados a hacer de la incontrolable difusión mediática del miedo un reclamo para convencer a los ciudadanos de que, por encima del respeto de los derechos humanos, es preciso preservar su seguridad física. Es la nueva ideología del funcionamiento pervertidos de la actual democracia en muchos países: amordazarnos para garantizar nuestra salud (antes eso lo hacía el Estado de bienestar) y nuestra seguridad. En alguna ley española aprobada por la mayoría gobernante no hace mucho se hace patente una  prueba irrefutable de la veracidad de las reflexiones de Virilio. Por todo ello cobra especial relevancia aquel ministerio que se encarga de controlarnos: el Ministerio del miedo, eco de la novela de Graham Greene.
   Muchas otras ideas originales iluminan las reflexiones-respuestas de Paul Virilio: la realidad política se halla manipulada por el complejo industrial-militar y por los grandes consorcios empresariales -las empresas del IBEX 35 decimos en España- que han terminado por hacerse con el poder. Al equilibrio del poder propiciado por el armamento nuclear, ha sucedido un segundo ciclo singularizado por el desequilibrio del terror “terrorista”, con múltiples episodios en lo que llevamos de siglo y caracterizados por la capacidad de que una sola persona sea capaz de producir miedos pánicos; la velocidad que, al suprimir el espacio, genera estrés, produce miedo y, a su vez, el miedo aumenta la velocidad. Si en el pasado el encierro tenía que ver con las cárceles y manicomios como demostró Michel Foucault, hoy en día el encierro está en nosotros mismo: la claustrofobia de masas generadora de grandes terrores.
   La administración del miedo es un verdadero arsenal de ideas, quizás apocalípticas y políticamente incorrectas algunas de ellas, pero muy luminosas que deberían hacer reflexionar a los que todavía se consideran ciudadanos libres sobre los peligros de la administración del miedo que la docilidad generalizada está depositando en esos Ministerios del miedo que interactúan de forma muy activa y llevan a extremos inconcebibles  la definición weberiana del estado (detentador del monopolio del uso legítimo de la violencia) y socaba los fundamentos de la verdadera democracia.

Francisco Martínez Bouzas

Paul Virilio

Fragmentos

“¿En qué se convierte el valor individual cuando el miedo es ambiental y colectivo?

Para un niño, como yo entonces, el miedo tenía que ver con el más fuerte y todo se limitaba al valor individual, a la astucia y a la fuerza. Pero con los bombardeos, cuando empezaron a tomar rehenes, el miedo se apoderó de todos, incluidos los adultos. Todas las casas rebosaban de miedo. En esos momentos nos enfrentamos al terror colectivo y, entonces, un niño ve cómo el miedo se adueña de todo, ya que es imposible ser valiente en tiempos de terror colectivo, salvo que uno se entregue a  ideologías sacrificiales como el patriotismo o se convierta en un kamikaze. ¿Qué se puede hacer ante el miedo colectivo? Junto con el miedo se plantea también la pregunta sobre la velocidad, que es central en mi trabajo de urbanista y filósofo. Primero tuvo lugar la guerra relámpago y luego, como si fuera un eco suyo, la guerra de las ondas a través de la radio. A partir del 18 de junio de 1940, fecha del llamamiento del general De Gaulle, la velocidad de las ondas para comunicarse y luchar comenzó a desarrollarse de manera espectacular e inmediata. Y todo ello ocurrió en la misma ciudad y en la misma calle de Nantes.”

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“¿Está de acuerdo con el sociólogo Loïc Wacquant cuando dice que hemos entrado en «un nuevo gobierno de la inseguridad social. Una época en la que, dado que todas las grandes ideas han perdido credibilidad, el temor a un enemigo imaginario es lo único que les queda  a los gobernantes para garantizar su poder?

Comparto esta idea, que nos lleva de vuelta a la segunda disuasión, a la disuasión no militar (en oposición al equilibrio del terror, a la disuasión entre bloques, entre Este y Oeste), sino civil. Frente al desequilibrio del terror, que constituye el destino de la sociedad actual, los distintos poderes, militares o civiles, sienten la tentación de instaurar una nueva disuasión civil, es decir, un estado de temor que impida que se produzca una situación social conflictiva. El título de mi primer libro era “La inseguridad del territorio”: la inseguridad social contemporánea está efectivamente ligada a la inseguridad del territorio provocada por la contracción del tiempo. Por ahora sólo estamos al principio de una disuasión civil que terminará confirmando que las ideologías seguritaria y sanitaria formarán en el futuro un conjunto indiscernible junto con la ecología separada del espacio vital, por oposición a la auténtica ecología que es la del aquí y el ahora. Y por eso creo que este estado de disuasión civil amenaza con cuestionar la democracia en breve plazo. El carácter masivo del absentismo electoral es ya todo un símbolo.”

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“Milan Kundera escribe en su Arte de la novela que hay «una unidad de la humanidad, nadie puede escapar hacia ninguna parte». Uno piensa en esa constancia terrible oyéndole hablar de ese éxodo en bucle que se perfila ante nuestros ojos…

Michel Foucault situó en el siglo XVII la emergencia del fenómeno del encierro con el desarrollo de manicomios y prisiones. Yo creo que el verdadero gran encierro está en nosotros. La claustrofobia de masas que se apodera de los pueblos es una de las razones del gran pánico ecológico, que se caracteriza muy especialmente por el miedo a que el planeta no pueda asegurar nuestro desarrollo. Esa es la razón por la que el movimiento, el escape, el éxodo, se vuelven fenómenos permanentes. La única solución hoy es o moverse constantemente o huir definitivamente.”

(Paul Virilio, La administración del miedo, páginas 20-21, 64-65, 81)

2 comentarios:

  1. Una gran reflexión sobre la cruda realidad...

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  2. Gracias por tu reseña es sumamente interesante, veo una especie de anticristo en la obra de este autor, un peligro que amenaza a la humanidad y que a mi consideración creo que es el mismo hombre el que lo protagoniza, ya que las emociones como el miedo existencial, es una espiral descendiente que nos controla, pero también nos impele para salir adelante. Muy motivacional a leer, gracias te dejo un fuerte abrazo.

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