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martes, 3 de julio de 2012

"LOS PRINCIPIOS DEL TIGRE" DE FRANCISCO ACUYO: AL DICTADO DEL FELINO

Los principios del tigre
Francisco Acuyo Donaire
Editorial Polibea, Madrid, 2012, 78 páginas.


Necesaria y oportuna reedición de estos tres poemarios de Francisco Acuyo Donaire, amalgamados por un rótulo tan contradictorio como metafórico, Los principios del tigre, que en su día, en el ya lejano 1997, se hicieron merecedores del Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya. Me interno pues en los principios de una fiera que no tiene principios, pero sí una rutilante vitalidad irracional, semejante a la que impulsa en la creación de todo acto poético. Una gozosa inmersión precedida de la lectura de unas clarificadoras y cristalinas prosas cervantinas, con las que el poeta nos aproxima a “la naturaleza tantas veces esquiva y enigmática del discurso y del lenguaje poemático” (pagina 8).
Inmersión en este tigre entre palabras, soberano de beldad e irracionalmente irreflexivo, partiendo de algo que ya formulara Philippe  Sollers de manera insuperable y que es para mí un verdadero dogma: la poesía sigue siendo un remedio para nuestra época, porque el poema es el lugar de pensamiento, un procedimiento de verdad. Y emersión de estos versos dictados por el poderoso felino, a cuya conclusión quedo una vez más convencido -el segundo poemario, “El jardín de los filósofos” es una prueba fehaciente- de que no andaba errado Alain Badiou cuando en 1989 ( Manifeste pour la philosophie) y años más tarde en 1992 (L’âge des poètes) enunció que la poesía había cargado con ciertas funciones de la filosofía. Es “La edad de los poetas”, un momento excepcional para este arte en el momento de la desherencia suturada de los filósofos, entre Hölderlin y Paul Celan, en el que la forma de acceso a la cuestión del ser fue detentada por el poema, porque los filósofos, debido a su flirteo con la ciencia y la política, habían desertado de su papel de declarar y elucidar estrategias de pensamiento propiamente filosóficas.
Y Francisco Acuyo, que no es ni académica ni profesionalmente filósofo, sino un científico del fenómeno literario, dueño además de una importante y numerosa experiencia en el campo de la lírica, prolonga en sus versos la edad de los poetas. Quizás sin pretenderlo, porque para él el poema no es fruto del entendimiento teórico, ni una revuelta lógica, sino de la proverbial razón del amor. Pero ciertos productos de su enunciación poética surgen y se alimentan de las logomaquias del concepto. Es el suyo quizás un nuevo episodio de la revancha sobre Platón (aquella vieja historia de rivalidades entre el poeta y el filósofo) de la que ya Nietzsche fue profeta.
He aquí pues cómo los poemas de este Jardín de los filósofos nos introducen, con su decir tembloroso y con el enigma de la metáfora poética, no seguramente en la cuestión del ser, sino en el pensamiento de los grandes filósofos. Desde los presocráticos (“aquel jardín geométrico del jonio”), pasando por Platón y Aristóteles (“aquella aura que embriagó al mundo con su dulce aliento”), Euclides, Lucrecio, Cicerón, Plotino-Diógenes. Descartes, Spinoza, Hume, Kant, Hegel, Bergson. Heidegger y Sartre, Whithead, Einstein-Eddington, hasta Borh-Heisenberg. La conciencia poética y la intuición viva, frecuentemente irracional, releen hoy para nosotros el pensamiento de estos filósofos/científicos y sus discursos imperecederos sobre el ser y la existencia.
Son las paradojas del tigre, filósofo pero ante todo poeta, dominador de esa razón intuitiva, de ese “insight” que nos hace accesibles en un instante la verdad y la belleza.
El poemario de Francisco Acuyo se completa con otras dos secciones: “El ángel de la ciencia” y “Los principios del tigre”, que incluye un poema inédito con el que el poeta granadino pone el ramo a un macrotexto envuelto en una gran hondura estética. Voz poética a veces existencial. A veces rebosante de una gran belleza sensorial que percibimos a través de los sentidos. El poeta interpreta la realidad desde una actitud íntima, sin renunciar a las cadencias del verso ni a la musicalidad de los artificios literarios. Será en el romance sabiamente modelado que nos inunda de armonía, en la seguidilla con su ritmo festivo, en los cuartetos, algunos con reminiscencias lorquianas, en los sonetos en los que se perciben ecos de nuestros clásicos… Y en una gran suma de hallazgos formales donde Francisco Acuyo veló sus armas para suturar pasión y pensamiento, pero siempre al dictado del felino.

Francisco Martínez Bouzas


Francisco Acuyo


Poemas  de Los principios del tigre

EL TIEMPO DE LOS ALERCES

“¿QUÉ designio, cuál pregunta;
por qué guarda su secreto
la vida? ¿Dónde el vivir?
Vivir, morir con el sueño

que despierta una nueva vida.
El sentido pone cerco
al sentido sin sentido,
urge el deber de tenerlo.

El deber que no radica
en voluntad ni en efímero
conato o firme liturgia
que oficie tránsito eterno.

Tanta angustia contenida
en esa fuete del tiempo
si la corriente infinita
quieta quedó, en movimiento”
(…)

EL TIEMPO DE LOS ÁLAMOS

“MEMORIA. Sol de los muros.
Ángel caído en la tarde:

entre ramos de azucenas,
entre jazmines galanes,

las palomas y las fuentes
de corolas y corales.

Tras del tópico del agua,
el arrayán y el estanque;

y las frutas en los frescos
y atauriques en los cristales.

El horizonte bermejo
sobre sueños verticales.

Tras de su huerto las fuentes,
aunque juguetes de edades

regresan donde el futuro
eternamente se sabe.

En derredor de sus muros
las nuevas antigüedades.

En el vértigo hacinados
proyecta el tiempo los valles:

el anónimo trasiego
de escogidos personajes.

El álamo cotidiano
y las prisas seculares”

SIESTA MINERAL

         El sueño de Kant

“DESDE tu cuello el tiempo en lejanía,
paisaje transparente derramado
en labios del espacio que ofrecía
un deseo de luces constelado.

Memoria cuyo fruto nunca nombra,
si germina el fruto en la mejilla
si la luz de la lágrima la sombra
ofrece en el silencio su semilla.

Tu espada rasga entonces, cuando sales
del agua para hacer a todo frente,
la muralla de manos minerales,

cuando en el vientre estrecha terso empeño,
el nácar belicoso y transparente
que cerca tu cansancio con mi sueño”

LOS PRINCIOIOS DEL TIGRE

           Acostúmbrate a pensar que la
           muerte no es nada para nosotros
            Epicuro (Carta a Meneceo)

                                I

LUZ desde el mundo invisible.
Entre el discurso del tiempo
la eternidad sensitiva.
Sobre la luz del silencio

atenta escucha la sombra.
El caos traza un sendero
en el lienzo de la selva,
el tigre estira concreto

la línea de los bambúes
con los pinceles del sueño.
Un promontorio destaca
de la selva aventurero
y entre el espejo boscaje,
para esplendor del secreto
en la silueta se irisa
la garra de terciopelo.

Para el brillo de su lomo
aliña con vivos pétalos
la prímula, la azucena,
el jazmín, el pensamiento.

Entre la selva una línea
invisible yo recuerdo
que inscribe el tigre con luz
mimética en su cuaderno”

(Francisco Acuyo Donaire, Los principios del tigre, páginas 21. 24-25, 46, 55-56)

2 comentarios:

  1. Tengo la suerte de haber estado amansando al libro en su felina manifestación de papel y tinta. Pocas veces papel y tinta han tenido la fortuna de ser heraldos de una obra tan exquisita, que supera en sutileza al tigre, en esa capacidad de acercarse al corazón sin aspavientos, de quedarse allí como un habitante que de repente uno descubre y se pregunta cómo fue posible que no estuviera desde antes...y es que Acuyo a golpes de magia devela mundos que han estado ahí, y no había palabra que los vistiera para ser sentidos.
    Es una rareza que en Facebook, donde el mundo entero se da codazos, haya encontrado a un escritor, a un ser humano de una humildad proverbial, una modestia a prueba de balas, y doy gracias por ello, como gracias le doy a Bouzas(Otro de esos raros hallazgos), por traer a estas prestigiosas y educadoras páginas un trabajo a la altura de la obra que reseña. Un abrazo para ambos.

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  2. Es un libro tan maravilloso que requiere varias lecturas y volver a él y recoger de su esencia los secretos de la belleza. Los Principios del Tigre es uno de mis libros favoritos. Lo recomiendo con mucho entusiasmo a los lectores exigentes.

    Felicitaciones Francisco por esta excelente reseña y felicitaciones al poeta Francisco Acuyo por su talento extraordinario y su valiosa contribución a la literatura.

    Un saludo cordial!

    Jeniffer Moore
    Miami, FL USA

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