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domingo, 5 de junio de 2011

NEGRAS E INQUIETANTES PARÁBOLAS


La huida a caballo hacia lo profundo de la ciudad
Bernard – Marie Koltès
Traducción: Nicolás Valencia Campuzano
Ediciones Alfabia, Barcelona, 2010, 195 páginas.

En el año 1989 fallecía en París Bernard – Marie Koltès, el dramaturgo que, a pesar de su corta obra – apenas cinco piezas –, es un de los más profundos renovadores del teatro contemporáneo. Su impulso renovador, de no haberse interrumpido su vida de forma tan temprana, quizás hubiese superado o al menos igualado al de Samuel Beckett. Bien es verdad que su desaparición, llevado con apenas cuarenta y un años por la enfermedad que, en aquellos años, devastó  la existencia de tantos artistas e intelectuales, contribuyó a mitificar al personaje y, en buena medida, le sumó un plus publicitario a su obra.
Bernard Marie Koltès escribió una sola novela. Fue su primer escrito con exigente voluntad de estilo, La huida a caballo hacia lo profundo de la ciudad. Inédita hasta ahora en español, Ediciones Alfabia, con su versión de diciembre de 2010, nos ofrece la oportunidad de adentrarnos en la negra e inquietante parábola del autor de Roberto Zucco. Koltès escribió esta novela en 1976, con tan sólo veintiocho años, al regreso de un viaje  a la Unión Soviética y en un momento vital inquietante, anclado entre las tentativas de suicidio y los intentos de desintoxicación de la droga.
La huida a caballo hacia lo profundo de la ciudad es un texto complejo, cimentado en un alto grado de metaforización y en técnicas dramatúrgicas que se dejan ver en ciertas disposiciones paratextuales que se repiten con relativa frecuencia.

Bernard - Marie Koltès

En una ciudad de provincias – sabemos que es Estrasburgo aunque el autor nunca menciona su nombre – tiene lugar el vagabundeo de cuatro personajes a lo largo de varias noches. Son las hermanas Félice y Barba. La primera es una enferma con problemas de salud mental, salida con un permiso de la institución psiquiátrica. Barba, por su parte, es una simple camarera. Dos jóvenes, el adolescente Cassius y el árabe (“moro”) Chabanne, alternan como  amantes de ambas y las acompañan en su merodeo – huida en y de la ciudad, en cuyas entrañas enfermas se sumergirán. 
La novela es la crónica de la aceptación conformista de la negatividad, el diario nocturno de la caída desde la soledad vital de quien vive de espaldas a las convenciones, al precipicio del atropello, de la violencia y del exceso. Y en esa crisis, los jinetes cabalgarán los caballos desbocados  de la heroína y de la inmadurez. La novela, rebosante de parábolas y con altas dosis de onirismo, es un alegato, no exactamente contra la juventud y la droga, ni siquiera contra la sordidez y el desencanto existencial de una determinada juventud, sino una mirada  palpitante y extraña, en ocasiones sumida en el espanto, sobre lo que deviene la vida, una vida que s e abre paso a través de las brumas de la tristeza y del nihilismo.
El narrador no emite juicios, no condena ni exalta, huye de cualquier certeza. Simplemente nos convierte en testigos de su protocolo de fuga de un mundo que concibe como una insalvable barrera para la libertad humana, gobernado además por el absurdo y la futilidad 
Una gran metáfora pues de la vida y cuya lectura no provocará ni exaltación ni placer, sino pesadumbre, sometimiento y los mismos interrogantes que suscitan en la conciencia lectora o espectadora sus piezas dramáticas, sus soliloquios dispuntuados en los que habitan personajes herméticos en un constante y errático deambular.  

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