Desgracia
J.M Coetzee
Traducción de Miguel Martínez Lage
Editorial Debolsillo, 272 páginas.
(Libros de siempre)
Disgrace (1999) es probablemente la mejor novela del Nobel J.M. Coetzee. Un libro traducido a múltiples idiomas -últimamente al gallego- con un título, Deshonra, que para algunos, no refleja el significado del original inglés. Pasados más de veinte años de su aparición, sigue siendo objeto de múltiples interpretaciones, porque toda la obra del Nobel sudafricano está rodeada de una gran ambigüedad que el escritor nunca ha querido desvelar. Lo confirma con sus propias palabras: “Si un libro no habla por sí mismo, es un fracaso; el autor no envía nada al mundo, tendría que callarse”.
El protagonista de la novela es David Lurie, profesor de la universidad, que a sus cincuenta y dos años y divorciado, en su opinión, ha resuelto bien el problema del sexo. Semanalmente tiene encuentros con una prostituta de la que se ha enamorado. Y cuando ella desaparece, y tras intentar recuperarla, aparece en escena una alumna, Melanie. Sus clases en la universidad son un mero trámite para él y para sus alumnos.
Pero antes de proseguir, conviene reseñar algún rasgo del autor. Nacido en 1940, pasó sus primeros años en Ciudad del Cabo y en Inglaterra. Idas y venidas porque vivir en Sudáfrica, proveniente de un núcleo de afrikáner siempre fue duro para él que no se identificaba ni con el Partido Nacionalista, ni con los defensores de las leyes raciales. Los negros le parecían incluso menos rudos que los afrikáner, si bien su sed de venganza le repugnaba. Licenciado en matemáticas y en inglés, se doctoró en lenguaje comparado con una tesis sobre análisis computarizado de la obra de Samuel Beckett. Actualmente reside en Australia, cuya nacionalidad posee. En el año 2003 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Con Disgrace y Vida y época de Michael K. ya había obtenido por dos veces el Booker Prize. En su obra literaria varios elementos hacen frecuentemente acto de presencia. Elementos simbólicos y alegóricos, especialmente temas recurrentes en las relaciones humanas, tales como la violencia, la sexualidad, el aparheid y en general el racismo.
Volviendo a Disgrace, creo que es oportuno tener en cuenta lo que Villoro afirma sobre esta pieza: “Pocas novelas indagan en forma tan extrema en los usos de la hipocresía y la corrección política como Disgrace”. La palabra inglesa disgrace significa realmente deshonra, ignominia, la vergüenza. Por eso mismo considero acertada la traducción que del título se ha hecho en lenguas como la gallega. El lector puede interpretar que al protagonista, David Lurie, le han sucedido varias desgracias, pero en realidad lo que tematiza la novela es algo relativo al deshonor.
Para el protagonista, un profesor poco vocacional de literatura inglesa, de cincuenta y dos años, divorciado dos veces y padre de una hija, la sexualidad es fundamental en su vida. Una sexualidad no necesariamente ligada al amor ni a la afectividad. Y enlazo con lo dicho más arriba: la relación con su alumna Melanie. Con ella tiene relaciones sexuales pero no plenamente consentidas. Y llega un momento en el que deja de asistir a las clases del profesor. Entonces será investigado tras la denuncia de Melanie y se descubren otras incorrecciones, pero David Lurie se niega a disculparse, aunque admite todas las acusaciones de la alumna y su familia. Pierde por esa negativa a pedir disculpas definitivamente su puesto de profesor en la universidad.
Al poco tiempo viaja a una hacienda y allí se reúne con su hija Lucy. Se dedican a la agricultura y al cuidado de mascotas, algunas escuálidas o abandonadas. Pero al poco tiempo, unos ladrones irrumpen en la finca, les roban y violan a Lucy que resulta embarazada y se niega a abortar. Hace amistad con una mujer, Bev Shav, que no le gusta pero con la que tiene sexo.
Esta escueta sinopsis de la novela concluye cuando Bev Shaw le pregunta si renunciaría a su perro favorito y David Lurie responde afirmativamente.
J.M. Coetzee
El libro posee un encomiable valor literario, repleto de elementos ideológicos que siguen siendo objeto de debate e interpretaciones, debido a la ambigüedad con la que suele escribir J.M Coetzee. Sobre la narración planea constantemente el motivo de la violencia: relaciones sexuales con una alumna mayor de edad, no rechazadas, pero tampoco admitidas explícitamente y consentidas por una cierta coacción y abuso por parte del profesor, aunque en la novela, el narrador anónimo solamente presenta el punto de vista del profesor, no el de la alumna. De todos modos, el profesor emplea ciertas artimañas para crear en la alumna una especie de sensación de obligación, de dejarse hacer; no se le resiste aunque lo rehúye.
En la segunda parte la granja es asaltada por tres hombres que violan a Lucy y encierran y le prenden fuego a Lurie que resulta herido levemente. “Tú no sabes lo que ha pasado” dirá la hija porque piensa que su padre es incapaz de ponerse en el lugar de la mujer que es víctima, pero sí del hombre que la viola. La hija no denuncia a los violadores, cosa que David Lurie no acaba de entender, pero Lucy, que es lesbiana, interpreta la violación como una especie de obligación que hay que pagar por vivir donde vive. Una especie de” quid pro quo”. Por eso mismo acepta que los agresores anden por las cercanías y consiente en tener por vecino al chico agresor.
El lector puede llegar a la conclusión de que David Lurie paga sus errores como violador a través del sufrimiento de su hija. Una novela en gran parte parábola del desconcierto que da lugar a múltiples interpretaciones y que tiene una relación directa con los regímenes opresores como el aparheid.
Francisco Martínez Bouzas