lunes, 2 de septiembre de 2019

UN ESTREMECEDOR FRISO DE NUESTRO TIEMPO. LAS NOVELAS NEGRAS DE DIEGO AMEIXEIRAS



   Diego Ameixeiras (Lausana, Suiza, 1976) es un escritor gallego sumamente prolífico, con algunas de sus más importantes novelas traducidas al español. Escritor, periodista y guionista, ha publicado desde 2004, fecha en que dio a la luz su primera novela, Baixo mínimos, once novelas, tres obras de teatro; con participación en antologías, filmografía y traducciones.  Todas ellas originalmente escritas en gallego. Reconozco haberlas leído todas y recensionado muchas de ellas. Desde mi punto de vista las novelas más interesantes de Ameixeiras comienzan con una novela folletín, Historias de Oregón (2011). Pero son Matarte lentamente, Conduce rápido  y La crueldad de abril las que verdaderamente convierte a Ameixeiras en uno de los pilares de la novela negra en Galicia y España. He aquí la versión de mi reseña, con alguna pequeña variante, de Matarte lentamente publicada en el año 2013 en un periódico gallego.




Matarte lentamente
Diego Ameixeiras
Traducción de Isabel Soto
Ediciones Akal, Madrid, 2015, 176 páginas.


   

   La buena literatura nunca es ajena a lo que sucede en la calle. Tiene la capacidad de aprovecharlo todo, y por eso mismo acostumbra ser un buen y fiel testimonio de su época. Lo fue siempre y lo sigue siendo en nuestros días. De esa condición es consciente Diego Ameixeiras al escribir esta novela: “Tiene mucho que ver con los que uno va leyendo en los periódicos todos los días”, como declaró en su momento el escritor. Para reflejar esas realidad cotidiana, para ser testigo del presente, Diego Ameixeiras, como ya había hecho en otras ocasiones, echa mano del género negro,  en el que es un narrador experimentado, sobre todo en su vertiente detectivesca, y lo adapta al mundo gallego, pues sus historias y los protagonistas de las mismas, corruptos, víctimas o victimarios, son ciudadanos de la tierra gallega o personas que viven en Galicia.
   Aunque lo que Ameixeiras narra resulta perfectamente aplicable al resto de España, donde, por ejemplo, se engañó a tanta gente con productos financieros tóxicos, como las participaciones preferentes, unos de los hilos conductores de esta novela. Una novela que el autor articula en un contexto más amplio que transciende un acontecimiento puntual: la crisis de la actual sociedad neocapitalista, sus apetencias depredadoras, y  especialmente la carencia de ética que rija las relaciones humanas, los mecanismos de poder y los asuntos financieros.
   Ese narrador experimentado y solvente que es Diego Ameixeiras, confirma en esta novela el cambio de registro del que ya había dado pruebas en Historias de Oregón y Todo OK (2012): el abandono de las convenciones del género detectivesco en beneficio de la novela negra. En su narrativa anterior, la investigación de un hecho criminal era el elemento estructurador de todo el relato. En  la novela negra, sin embargo, una fórmula mucho más rica y compleja, los que pasa a formar parte del primer plano es el retrato crítico de la sociedad, así como la introspección psicológica de los personajes. Y eso precisamente es los que el lector halla en Matarte lentamente: un retablo de las desoladoras negruras de nuestro tiempo.
   Sirviéndose de varios hilos argumentales y con personajes múltiples, muchos de ellos con aristas obscuras y todos esclavos de sus fantasmas, Diego Ameixeiras nos pone en frente de un friso muy realista, propio de nuestros días: vidas rotas, existencias que emergen entre los peores abismos y pesadillas: un hombre que tiene serios problemas con la bebida, la adolescente que quiere rematar y de hecho remata de forma clandestina con un embarazo no deseado, parejas que entran en crisis, la desesperación y el terror de una joven ecuatoriana a la que empujan a hacer de mula y traga cincuenta bolas de coca que más tarde no será capaz de expulsar, la detective que investiga de forma prioritaria la infidelidad de su hombre, violaciones al amparo de la obscuridad de la noche, la venganza de “matarte lentamente” como castigos al violador…en fin, el hombre más respetable del “edificio” que obliga a la empleada del banco a colocar las preferentes entre ancianos y jubilados y que, al final, sufre un castigo ficcional; el salvajismo de la muerte de la mula latinoamericana.
   Todo sucede en la capital de Galicia, en Santiago de Compostela, que actúa como paño de fondo de este mosaico de situaciones desesperadas que hacen fluir mucha sangre y mucha repulsión.
   
Diego Ameixeiras
                                                

 Domina el relato una voz narradora aparentemente neutra que, en secuencias breves, en relatos minimalistas que renuncian a todo lo que no es imprescindible para la narración, nos hacen visible la vida humana en sus peores momentos. Dosis apropiadas de realismo sucio, una vez más la poética de la desesperación de Ameixeiras, secuencias fragmentarias que van encajando a medida que corren las páginas, relatadas con un lenguaje terso y plano, con una gran economía de descripciones que agilizan el ritmo del relato, a la vez que hacen crecer la tensión. Algunas secuencias narrativas cuyos desenlaces el lector puede prever, no impiden que este friso de la negrura sea uno de los mejores retratos de la actual sociedad gallega.

Francisco Martínez Bouzas

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