domingo, 25 de diciembre de 2016

LOS NIÑOS NO ENTIENDEN LA GUERRA



El agua que mece el silencio
Rose Mary Salum
Vaso Roto Ediciones, Madrid, 2016, 82 páginas

   A partir de los personajes que protagonizan su primera historia, la que le da el título al libro, “El agua que mece el silencio”, y otorgándoles voz y jugando con ellos, Rose Mary Salum le confiere vida a dieciséis cuentos que Vaso Roto Ediciones publicó en España y en México. El agua que mece el silencio es una colección de cuentos interconectados con intervención en varios de ellos de los mismos personajes, y desarrollados en similares escenarios, de tal modo que no sería descabellado leerlos como una novela de cuentos.
   La autora, descendiente de familia libanesa afincada en México, aunque ella reside en la actualidad en Estados Unidos, es una de las escritoras latinoamericanas que han decidido recuperar sus orígenes, y en este caso lo hace recobrando la memoria histórica de muchos acontecimientos traumáticos que tuvieron lugar durante el conflicto de 2006 entre Israel y el Líbano. Sus personajes son, en efecto, adolescentes que se ven inmersos en la guerra de Medio Oriente en el periodo de su despertar erótico y en el de las turbulencias de su mundo interior. Y en ese entrecruzarse  tanto de conflictos externos como internos, se suceden, posiblemente de forma inconsciente, varios contrastes. El territorio de los adolescentes choca con el mundo de los adultos, el mundo de la paz, con el de la violencia, “lo que los niños creen y lo que les imponen creer, el despertar sexual de un niño frente a un mundo donde está presente la muerte”.
   Si existe un propósito consciente y subyacente en esta amalgama de cuentos, no es otro que el intento de de reflejar la mirada de un niño que se está abriendo al mundo y lo percibe por primera vez. El niño deja al margen la guerra, la política. Lo que realmente le interesa reflejar a Rose Mary Salum es la visión que ese niño tiene del mudo en el momento en el que toma conciencia de su existencia en un contexto de gran violencia.
   El tema central en el que pivotan, de una forma u otra, todos los cuentos-novela de Rose Mary Salum es, como ya quedó apuntado, el enfrentamiento bélico entre Líbano e Israel, percibido desde la perspectiva de los niños de ambos bandos, víctimas de sus consecuencias, pero sin lograr entenderlas, ni tampoco el porqué del conflicto. En efecto, un grupo de niños en las puertas de la adolescencia, desconocedores de que son víctimas de un conflicto bélico provocado por los adultos, se ven de pronto arrojados en medio de la violencia, heridos por el  dolor, por el desarraigo y con un futuro cargado de interrogantes. Pero las distintas historias también se pueden leer como la narración del despertar adolescente, un despertar sexual con el descubrimiento de sí mismos, sus fugaces amoríos platónicos, su cotidianeidad sencilla e inocente frente a un mundo convulso en el que están arrojados.
   En el primer relato la voz narrativa es la de un niño judío amigo de Ismael, igualmente niño pero musulmán, que reproduce en su conciencia el frenesí de un bombardeo. El niño musulmán es alcanzado por una bomba que le arranca las piernas. Yace en el suelo pero nadie le socorre. El niño judío grita inútilmente pidiendo ayuda, pero sus gritos rebotan en el agua de una pecera. Los únicos ruidos que se escuchan, son los del agua que mece el silencio. En el segundo relato, “Alguien me llama”, es la voz del niño musulmán la que nos introduce en su historia alterada  por su mundo onírico: sueña que está en un barco azotado por un temporal, y ahora las bombas son las incesantes trombas de agua. Todo el mundo chilla como en un bombardeo. En el tercer cuento. “Tuberías”, un niño presencia un control policial en el que registran a una mujer, la madre de su amigo Alberto. La fantasía infantil metaforsea a agresores y víctimas, especialmente a un policía judío al que percibe como una serpiente bífida. En “La hora”, otro adolescente hace referencia a la escuela, a las clases a las que odia. En una de ellas, muy cerca de su pupitre se sienta Ivette. Ella le mira y el corazón le sube  a la boca, y junto con las pantorrillas y los senos de la profesora, alteran su libido, y así deja de interesarse por la historia y por la guerra.
   La mayoría de los demás relatos desarrollan su diégesis  por cauces semejantes: protagonizados por adolescentes, por voces inocentes, con amores platónicos que cambian al pasar de las páginas, rodeados de gritos, de carreras, estallidos, locura, terror en las pupilas, baños de sangre y en un crisol de creencias en ese martirizado Medio Oriente y más en concreto en el Líbano. Sin embargo, en “La tía”, el relato que clausura la colectánea, la trama prescinde de la voz testimonial infantil y un narrador omnisciente nos traslada al pasado de Zeina, una mujer a la que una bala alojada en sus cerebro le cambió radicalmente la vida, sumergiéndola en el agujero negro de la demencia. El narrador recrea los hechos importantes de la existencia de esta mujer: su boda gracias a una dote sustanciosa, el ambiente familiar, hijos enfermos, un marido posesivo. Su forma de pensar y de ser al margen de los chismes y banalidades, capaz de llamar  a las cosas por su nombre. Un infame proyectil fue su desdicha y, en su obsesión por contar las cosas, causa escozor entre los que la rodean. Finalmente, el descanso secreto de los hijos con la muerte de Zeina, nunca aceptada, excepto una vez muerta.
   La estrategia narrativa de la autora se sirve en la mayoría de los relatos de la voz infantil  y lo hace en primera persona porque su uso le facilita la posibilidad de colocarse en la situación vital del personaje, ser como su voz vicaria. La autora, emplea generalmente una tonalidad intimista porque le interesa mucho más el acontecer de los mundos interiores que el de las geografías externas. En algunos relatos, principalmente en aquellos en los que la voz infantil cede el paso a la adulta, los textos se visten de un moderado lirismo. Una constante en la mayoría de los relatos es el juego de oposiciones de contrarios: la confrontación de Eros y Tánatos; el sueño de una madre y de su hija por ir a Jerusalén, aunque con intereses y caminos separados: la madre irá a conocer el huerto de los olivos y la hija visitará el muro de las lamentaciones. En el caso de un niño, la madre le enseña unos rezos y el padre otros.  La confrontación, en definitiva, de culturas y credos religiosos.
   En todos los relatos el silencio actúa como mudo protagonista. Todos callan ante el conflicto bélico. Silencio a nivel internacional, silencio de comunidades de distintos credos religiosos. Mutismo así mismo de los niños ante lo que supera sus razonamientos: la realidad violenta que les rodea y que no entienden. Un silencio omnipresente que expresa el doloroso aturdimiento de los personajes ante una absurda violencia.

Francisco Martínez Bouzas
               
                                                  
Rose Mary Salum

Fragmentos

“Observo a la gente que corre entre los ruidos sordos de las banquetas. Allá cerca del horizonte, en donde la tierra se esconde del cielo, veo el fuego. Mi abuela dice que el cielo y la tierra tienen sus diferencias, pero esto es algo más, y yo sin poder moverme, flotando dentro de este cristal de aumento que convierte mi cuarto en una cámara de vacío, en un océano que vibra callado.
Mis ojos se encierran. Nado hacia la ventana y recargo mi incertidumbre sobre la cornisa. Veo a la gente circulando, mujeres con niños en los brazos, personas moviéndose encorvadas por el miedo.
Regresa la sensación de parálisis, como de una descarga eléctrica en las rodillas. A lo lejos veo a Ismael corriendo, creo que se acerca, de seguro que ya se enteraron. Su madre viene por delante y lo toma abruptamente de la mano. Ella no trae el velo ¿por qué? Jamás la había visto sin él. Su cabello es muy largo y de color rojizo. Es hermoso. Con razón Ismael insiste en que no lo use.”

…..

“Cuando oscurece y me quedo solo en mi recámara, miro  a mi alrededor y veo los ojos de una serpiente que se arrastra por la alfombra, su cabeza está cubierta con una capota de policía. Sus ojos fulguran igual que los brillantes que mamá guarda en su armario; parecen los de un gato y buscan mi mirada. De su hocico cuelga un pedazo de velo de una mujer. La tela es de color durazno y unas hojas de parra adornan sus bordes. De pronto el reptil asciende por la pata de la cama y se desliza a través de mi colchón. Se acerca. Mi corazón se inflama y se pone redondo como las bombas que estallan  a diario. Ahora siento que tengo una alcancía dentro de mi cabeza y que las monedas me golpean con fuerza. Trato de arrancar la tela de su boca. El animal se enfurece dilatando su pecho hasta que en un instante duplica su tamaño. Me levanto alarmando y salto de la cama porque quiere arrancar un pedazo de mi pierna. Corro hacia el armario y trato de cerrar la puerta, pero es inútil porque el animal recupera su forma de culebra, se desliza y no me permite cerrarla.”

…..

“Zeina, mujer perchero, mujer mesa, mujer invisible. Zeina, la personalidad de una silla, el carácter de un marginado, la voz de Sherezade. Zeina, nombre de contadora de cuentos, voz de melodía, colega de la imaginación desbordada.
Su locura fue diagnosticada el día que llegó a su casa tras su operación y contó su primer cuento. Sin más rodeos que una buena historia, aquel invierno comenzó  a relatar los eventos más extraordinarios. La familia poseía entonces un consorcio económico gracias a la comercialización de las banquetas del centro histórico  -solider, como lo habían bautizado después de la guerra civil- y las avenidas principales de la ciudad. Lidiaban con la gente de clase más baja y con las mafias más recalcitrantes de la urbe, pero el dinero sobraba y al final eso era lo importante. El día que Zeina salió con el primer hombre y contó sus historias, Ivette y el resto de sus sobrinos fueron los primeros en escucharla y celebrar su imaginación. Pero muy pronto, una sombra oscura cubrió su territorio cuando tuvo a mal confesar que eran «las voces» las que le dictaban tal o cual suceso. En un principio sus comentarios pasaron desapercibidos, pero al cabo de un tiempo, la gente comenzó a volcar su odio contra ella cuando dentro de esos relatos encontraban su propia imagen satanizada o ridiculizada.”

(Rose Mary Salum, El agua que mece el silencio. Páginas 10-11, 21, 78-79)

domingo, 18 de diciembre de 2016

"LA PASIÓN SEGÚN DIONISO": TRÁGICA POESÍA CONFESIONAL POR SER DIFERENTE



La pasión según Dioniso
Pedro Juan Gomila Martorell
Prólogo de Alberto Chessa
Editorial La Lucerna, Palma, 2016, 83 páginas.

   Bajo el epígrafe Eidolon que según la mitología griega es una especie de doble fantasmal de la figura humana, un espectro o yo fantasmagórico, el poeta mallorquín Pedro Juan Gomila Martorell está sacando a  la luz una tetralogía cuya pretensión es recoger sus propias experiencias repletas de doloroso traumatismo existencial a causa de su condición sexual. La “epopeya del desgarro” como la definen las palabras del prólogo de este tercer volumen, escrito por Alberto Chessa, que tiene en la homosexualidad el motivo recurrente de los tres volúmenes poéticos aparecidos hasta el día de hoy, y que seguramente fecundará también la sustancia de la cuarta entrega de esta saga vivencial, Las hogueras de la carne.
   Para Pedro Gomila, como el mismo confiesa, la poesía no es una ambición, sino la manera de estar solo. Huye de cenáculos, de premios literarios lo que le permite ser un creador libre. Esta tetralogía persigue y confirma una salida literaria del armario de la homosexualidad, iniciada en el año 2005 con De las paganas masturbaciones.
   Parafraseando a Audre Lorde y aplicando su pensamiento a un mundo masculino, cabe preguntar si es posible  crear una poesía de contenidos homosexuales desde modelos heterocentrados, heteropatriarcales, utilizando los métodos y formas del lenguaje dominante, heredado de los amos. La poesía de Pedro Gomila lo está intentando, más desde una radical libertad lingüística. Su tetralogía llega en un momento oportuno, en un tiempo repleto de furibundos ataques a la llamada ideología de género, o simplemente enfoque de género, por parte de casi todas las iglesias y sus cortes de clientes y corifeos que no aceptan que los colectivos LGBT sean aceptados como seres normales, con los mismos derechos que las personas heterosexuales, simplemente porque  son diferentes y quieren vivir conforme a esa diferencia.
   La pasión según Dioniso llega tras los dos primeros volúmenes de “una epopeya del desgarro” -así la define el prologuista-: Arcadia desolada (2013) o la negación de una utópica felicidad ya en los años de la infancia y en el tránsito a la madurez debido a la imposibilidad de desarrollar la propia identidad por la aversión ambiental a la condición homosexual. Esa misma experiencia traumática y la misma búsqueda de identidad en un “limbo preñado de voces y silencio”, la expresa el autor en el segundo volumen, En tierra de Nod (2015): un duelo entre contrarios, “entre el yo y el Otro, el instinto y su negación y la entrega, la muerte y la resurrección…”, en palabras de Fernando Parra que firmó el prólogo de ese volumen.
   Y tras cruzar esa frontera que el poeta denomina como tierra de Nod, de nuevo otro enfrentamiento en el teatro de la realidad de un mundo hostil, dominado por la homofobia, y en lucha con la propia interioridad que también es una cárcel. Son los versos en que, al estilo de las tragedias griegas, Pedro Gomila canta con vigor y tensión. Con ciertas semejanzas con autores de la tragedia griega y con los postulados de Aristóteles, el gran teórico de la misma y de la creación en general, Pedro Gomila eleva un canto, en el que intervienen personajes y también el coro, a Dioniso, deidad infernal de los placeres sensuales, del desencadenamiento ilimitado, de los deseos y de la liberación de cualquier represión mediante la locura, el éxtasis o el vino, pero también un mito que, según Jung significa el “abismo de la disolución apasionada de cada individualidad humana a través de la emoción llevada al paroxismo y en relación con el sentido pretemporal de la «orgía»” (Juan Eduardo Cirlot).
   El título del poemario es un claro guiño compositivo a las “pasiones” bíblicas, pero en la escritura de Pedro Gomila el evangelista que, de forma vicaria, toma las riendas es ese dios de la locura ritual, del éxtasis, de los placeres sensuales y de la liberación. A pesar de la multiplicidad de voces, el único personaje víctima sacrificial  de esta pasión es el yo, un joven, Pedro -aquí no renuncia  a su nombre- escindido en dos, y en permanente refriega con los que es o con lo que le obligan a ser, con el otro. El yo reprimido, hostigado, anatematizado en su identidad homosexual; por ser diferente, por los condicionamientos sociales y religiosos, que muestran su pasión, su dolor y su amargura. También las máscaras que ocultan, esconden y silencian al ser humano que percibe que es ese otro, y que las presiones -las “públicas jaurías”- le impiden ser y que lucha y se rebela para ser y vivir, no como una otredad alienada, enferma, tan enferma que incluso requiere tratamiento con fármacos antipsicóticos, sino como su verdadero yo, la persona normal que vive sin ocultamientos, sin taparse su auténtico rostro.
   Así pues, un verdadero combate entre personas diferentes dentro de un mismo individuo; o en palabras de Platón al que el autor cita en el pórtico del libro: “…existe una fuente de deseos salvajes, horribles, fuera de toda norma y que, según parece, nos son revelados a nosotros durante nuestros sueños”. Esa es la pasión según Dioniso, el “túrbido Dioniso” al que recurre Pedro, el yo escindido, porque él es Eleuterio, el Libertador del aparente y engañoso ser normal. El desenlace de este poema escénico, modelado en forma de drama, es la muerte…, atravesada la espalda por el hierro. Un sucumbir metafórico para lograr la defunción de condicionamientos y represiones. Dejarán mondos los huesos, trincharán el pene hervido en los calderos, “Mas mío el corazón. Y es suficiente” (página 69).
   Cada una de las partes de la tetralogía Eidolon goza de una estructura compositiva y formal singularizada. En esta tercera parte, el autor yergue un poema dramático estructurado en ocho cuadros y moldeado según los cánones de la dramaturgia griega, con intervenciones de distintos personajes, coros, ilustradoras didascalias. Un poema escénico no para ser representado, sino para ser leído con atención, porque su lectura se torna a veces compleja por la profundidad del tema: un buceo en lo más profundo de la propia experiencia humana. Y por las múltiples referencias mitológicas y simbólicas de procedencia grecorromana y judeocristiana que demandan frecuentes visitas al listado de notas aclaratorias que figuran como apéndice del libro.
   Un estilo potente, a veces tempestuoso, ciertas tendencias a lo culterano y gusto por palabras arcaizantes. Así mismo, polimetría versal. El resultado es un libro crudo, nada complaciente que, dicho con palabras de Alberto Chessa, en un prólogo excelente y muy aclaratorio, funciona “como una denuncia en clave alegórica de la marginación, el hostigamiento y la anatematización que está obligado a sufrir el Enfermo por diferente, un muchacho llamado Pedro que a duras penas resiste «herido con la reja del odio y la ignorancia», enfrentado a las «públicas jaurías” que  envía la Zarza Ardiente” (página 12)

Francisco Martínez Bouzas

                                                
Pedro Gomila Martorell
 
Selección de poemas

“Aparecen los Guardianes. Tienen las caras pintadas de yeso. Visten togas con ribetes consulares. Les acompaña la Doncella de las Serpientes.

¡Al fin, Pedro, compareces sano y salvo!
Esperemos que tu males ya estén lejos,
porque entiende que el timón de nuestra nave
no tolera que lo guíe mano débil.

La Cabeza ha regresado del destierro,
mas requiere del Consejo unas verdades.
Mientras yo me regalaba en mis pesares,
parecía que irrumpían en mi sueño
de muy cerca los clamores de la guerra.
Si así fuera, que, en mi ausencia, los Guardianes,
desatando las manadas del Ungido,
me prendieron la torcida belicosa,
con razón mi Cuerpo  desaprobaría
la modorra de milenios de su dueño.”
(página 32)

…..

“Alrededor de Pedro, el Coro ruge con el viento de las bramaderas, mientras cantan:

Los Segadores de sombra hemos llegado,
removiendo las espumas de los ojos,
marchitando los fulgores de los astros.
Galopamos con las yeguas de oro albero,
ya rasguñan sus espuelas los cristales
delicados de las húmedas ventanas
de la alcoba donde a oscuras te acurrucas…

Ahora, Muerte, te llevamos más allá de este palacio.
Ya retornan los Veranos con su plétora de trigos,
diminutos y dorados coronando las espigas.”
(página 67)

…..

“La escena va quedando sumida en silencio de eclipse. De repente, ruido de espadas. Golpes. Furia. Pausa larga. Ahora se oye la voz de Pedro.

En vano. Sin plegarias. En silencio.
El viento quedó mudo cuando el hierro
atravesó mi espalda ya desnuda.
Vena de púrpuras corrientes mana,
espuma de la vida que se vierte…
Caído en la celada como ciervo
que fía de la voz de batidores.
Sí. Vuestros son los miembros. Todos ellos.
Cortadlos. Divididlos en pedazos.
Las ramas de mi tronco se desgajan.
Se arroja la cabeza, pies y manos.
Preparan guarniciones para el resto.
Crepitan en parrillas mis entrañas.
La grasa se derrite gota agota.
La sangre, una delicia a fuego lento.
¡Saciad vuestro apetito, Caballeros!
¡Dejad mondos los húmeros y radios!
¡Trinchad el pene hervido en los calderos!
Mas mío el corazón. Y es suficiente”
(página 68-69)

sábado, 17 de diciembre de 2016

CUATRO NOVEDADES DE MENOSCUARTO EDICIONES



 La palentina Menoscuarto Ediciones, un sello de Ediciones Cálamo sigue poniendo en manos de los lectores buena literatura y estimulantes libros de ensayo. Menoscuarto Ediciones es un sello independiente creada en el año 2004 por José Ángel Zapatero. Su estreno fue la publicación de El corazón y otros frutos de Ignacio Aldecoa, un gran libro de relatos. Menoscuarto se distingue por localidad, el rigor y la excelente presentación de sus productos editoriales.

   En este momento son cinco las colecciones en las que edita en los dos géneros: “Entretanto” para la edición de libros en pequeño formato de obras singulares actuales y clásicas de la literatura universal, tanto en narrativa como en otros géneros. “Reloj de arena”, colección dirigida por Fernando Valls y dedicada a la narrativa breve con especial atención al cuento y al microrrelato. Incluye obras inéditas y clásicos contemporáneos. “Cuadrante nueve”: es sin duda la colección emblemática de Menoscuarto. Los títulos incluidos en esta colección acogen novela de buena calidad literaria de autores españoles y extranjeros. Títulos inéditos y otros ya publicados pero merecedores de aparecer de nuevo en una cuidada edición. “Cristal de cuarzo”: es la colección de Menoscuarto dedicada al ensayo. Presta especial atención ala teoría de la literatura y en general al mundo del libro. Colección dirigida igualmente por el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Fernando Valls. Finalmente la editora palentina acaba de inaugurar la colección “SeisDoble”: en la que tendrá cabida la serie negra, especialmente las aventuras de la detective Sonia Ruiz, cuyo primer caso apadrinan los escritores Lorenzo Silva y Noemí Trujillo. Será una serie pluriautorial ya que ofrecerá los casos y las peripecias de la detective ideados por distintos autores. Un verdadero “tour de forcé” para distintos creadores.

   La calidad y la variedad de las publicaciones que nos ofrece Menoscuarto Ediciones es un buen motivo para acercarnos en una primera visual, únicamente informativa a cuatro de las novedades de la editora palentina para este fin de año. Sobre ellas volveré con una valoración crítica personal.



Francisco Martínez Bouzas





Una mala racha

Julio Rodríguez

Menoscuarto Ediciones, Colección Cuadrante nueve, Palencia, 2016, 290 páginas.



Trama argumental:

   “Gregorio Caballero, escritor por encargo de libros de divulgación y autoayuda, vuelve a casa a regañadientes para ayudar a su madre en el cuidado de su tía enferma. Descreído cincuentón, Gregorio no imagina que también deberá enfrentarse a la última excentricidad de su padre: la construcción de un barco en el que amenaza con irse para siempre. Una mala racha es una historia sin concesiones que narra ese reencuentro familiar, angustioso y delirante, divertido y doloroso, donde la vida y la muerte se abren paso a codazos. Julio Rodríguez nos ofrece aquí su tercera novela, escrita con sencillez, humor y perspicacia. Lo mejor de todo —o quizá lo peor— es que el lector no podrá evitar sentirse uno más de la familia. Cualquiera puede tener Una mala racha. ¿Y usted? “

El autor:

   Julio Rodríguez (Oviedo, 1971) trabaja como profesor de Psicología Social en la Universidad de Oviedo y es autor de varios guiones de documentales y programas televisivos. Ha publicado tres poemarios -Naranjas cada vez que te levantas (VI Premio de Poesía Emilio Alarcos, 2008), Doméstica (XVI Premio de Poesía Ciudad de Mérida, 2011) y Tierra batida (XLV Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola, 2013)-, y las novelas El mayor poeta del mundo (X Premio de Novela Mario Vargas Llosa, 2006) y El vuelo de la monarca (Menoscuarto, 2011).



Pasos en la piedra

José Manuel de la Huerga

Menoscuarto Ediciones, Colección Cuadrante nueve, Palencia, 2016, 366 páginas.



Trama argumental:

   “Barrio de Piedra, pequeña ciudad de la Meseta, vive con intensidad la Semana Santa de 1977. Tras legalizarse el PCE en Sábado Santo, aflora el larvado conflicto entre las tradiciones locales y las ansias de libertad. Pasos en la piedra relata esos vibrantes días de Pasión. La naturaleza, enloquecida en el plenilunio primaveral, añade raros fenómenos atmosféricos que crean escenarios de turbadora belleza en la urbe medieval asomada a su río. Esta novela coral narra todo ello mediante una red de entrañables personajes guiados por un sentimiento universal: la necesidad de una suerte de redención en sus vidas.”



El autor:

   José Manuel de la Huerga (Andanzas del  Valle, León, 1967) ha levantado un territorio narrativo propio desde Conjúrote, triste Plutón (1992) hasta SolitarioS (Menoscuarto, 2013), libro donde surge Barrio de Piedra, lugar imaginario que adquiere aún más relieve en su última novela, Pasos en la piedra (2016). Toda su obra narrativa y poética recrea espacios de la memoria, como en el volumen de relatos Historias del lector (1999), la novela Este cuaderno azul (2000, Premio Ciudad de Móstoles) o el poemario La casa del poema (2005). No obstante, el arte y la música llegan a adquirir gran protagonismo en La vida con David (2003) y en Leipzig sobre Leipzig (2005, Premio Fray Luis de León de Creación Literaria), al igual que la evocación del mar en su exitosa novela Apuntes de medicina interna (Menoscuarto Ediciones, 2011), Premio Miguel Delibes de Narrativa. José Manuel de la Huerga ejerce como profesor de Literatura en un instituto de Valladolid, ciudad donde vive desde hace décadas. Compagina su labor literaria con la colaboración en prensa escrita y digital, así como la participación en foros de crítica y creación literaria, y talleres de lectura y escritura creativa.



No habrá Dios cuando despertemos

Ricardo Vigueras

Menoscuarto Ediciones, Colección Cuadrante nueve, Palencia, 2016, 171 páginas.



Trama argumental:

   “Durante miles de años fue conocido como el Infierno, el Hades o el Purgatorio... aunque en realidad jamás fue ninguno de ellos. Es simplemente el Aeropuerto, un lugar insólito que reproduce un sucedáneo de vida, donde los antiguos demonios se han convertido en funcionarios. La narración de No habrá Dios cuando despertemos trascurre en ese singular espacio, donde reinan el azar, el riesgo y una caprichosa burocracia. Por allí vagan las almas de quienes sufrieron una muerte violenta a lo largo de la Historia, como Victorio, asesinado al principio de la Guerra Civil española, y como Amanda, desaparecida a finales del siglo XX en Ciudad Juárez. Ellos son los principales protagonistas de esta original novela, tan intrigante como sugerente, con la que el escritor Ricardo Vigueras mereció el VIII Premio Tristana.”



El autor:

   Ricardo Vigueras (Murcia, 1968) es doctor en Filología Clásica por la Universidad de Murcia y ejerce desde 1996 como profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, donde imparte mitología clásica y latín. Pertenece al Colectivo de Narrativa Zurdo Mendieta, de esta localidad mexicana. Con su novela Nuestra Señora de la Sangre, obtuvo en 2012 el Premio de Publicaciones del Estado de Chihuahua. En 2014 ganó el Premio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz, que convoca el Estado de México, en la modalidad de libro de cuentos, con su obra A vuelta de rueda tras la muerte.



Nada sucio

Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

Menoscuarto Ediciones, Colección SeisDoble, Palencia, 2016, 147 páginas.



Trama argumental:

    Sonia Ruiz, detective improvisada al borde de la quiebra, afronta aquí su primer caso junto a su joven amigo Pau Soria. Su inquebrantable confianza mutua, que a menudo aparece velada, será su única baza para enfrentarse al sucio mundo del acoso laboral que aborda esta novela. Con esta obra, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo superan clichés del género, apelando al lector con una historia urbana contemporánea contada con calor y crudeza... como una nana despiadada. 'Nada sucio' refleja que legalidad y moralidad son hoy mercancías sujetas a cotización variable en una sociedad donde sigue habiendo buenos y malos, aunque cada vez resulta más difícil distinguirlos.” 



Los autores:

   Lorenzo Silva (Madrid, 1966) Ha cosechado prestigiosos premios literarios como el Premio Primavera, el Algaba de Ensayo, el Ojo Crítico, el Nadal y el Planeta, entre otros. Pero si se ha convertido en uno de los narradores más leídos del panorama hispano actual ha sido gracias a la serie policiaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, que inició con El lejano país de los estanques (1998) y cuya última entrega es Donde los escorpiones (2016).

   Noemí Trujillo (Barcelona, 1976) Es poeta, escritora y editora del sello Playa de Ákaba. Su último poemario publicado se titula Un gigante sentado en el abismo del mundo (2016). Es autora de la serie infantil Judith y sus muñecas monstruosas. Entre otros galardones, ha recibido los premios de poesía Fundación Espejo y Blas Infante, el Premio de Literatura Juvenil con Valores ‘La brújula’ y el Premio de Teatro Breve Miguel Hernández.