miércoles, 16 de septiembre de 2015

SOMBRAS PREÑADAS DE CLARIDAD



La sombra azul

Ricardo Martínez-Conde

Fundación Jorge Guillén, Valladolid, 2014, 75 páginas



   Con el respeto de un neófito o de un diletante amante de versos, me adentro en la lectura de La sombra azul de Ricardo Martínez-Conde, teniendo muy presente algo que ya formulara Philippe Sollers de forma difícilmente superable y que para mí es un verdadero dogma en el universo de la creatividad humana. La poesía sigue siendo un remedio para nuestra época porque el poema es el lugar del pensamiento, un procedimiento de verdad. Un gran poeta gallego, Luís Pimentel expresó un envés de la obra poética menos racional: la poesía es el gran milagro del mundo. La poesía, pues, habrá de amalgamar pasión y pensamiento, hablarnos al corazón y a la cabeza. Es entonces cuando de verdad se transforma en remedio para nuestra época, porque la voz que nos embelesa, nos hace a la vez meditar, salvándonos así del tedio, de la facticidad del mundo. Y esa sutura se manifiesta con notoria claridad  en este poemario de Ricardo Martínez-Conde, La sombra azul.

   Un poemario impreso a finales del pasado año, enmarcado en las actividades de la cátedra Jorge Guillén de la Universidad de Valladolid, y que se acopla sin disonancias formales ni temáticas al amplísimo macrotexto poético que Ricardo Martínez-Conde ha ido creando con poemarios publicados tanto en gallego como en castellano. El amplísimo quehacer lírico de Ricardo Martínez-Conde rebosa de composiciones extremadamente depuradas, sin palabras vanas, sin ornatos espurios, en una sucesión contenida que nos hacen pensar en el lirismo de los haikus.

   Pero esta lírica, concentrada, vehiculizada a través de una lengua cristalina, diamantina muchas veces, encierra una gran lucidez conceptual que se proyecta en reflexiones ontológicas insinuadas en breves y escuetas palabras. No es de extrañar por eso que en La sombra azul  se hallen presentes los temas de siempre, los grandes temas esenciales-existenciales: la vida y su sentido, el amor, la muerte, la nada y, sobre todo, el tiempo y su inexorable pasar, desde mi punto de vista, uno de los grandes ejes de esta colactánea poética. Ese tiempo que renueva sus sombras (página 20), transmitido poéticamente a través de imágenes ciertamente insólitas: el otoño, la paloma seria memorialista…

   Y en compases más existencialistas, palabras e imágenes que quieren penetrar en los territorios y misterios del vivir. Ese vivir que, muchas veces se resume en entender la lenta aceptación de la tristeza (página 23) o del vacío. El hombre que mira hacia sí y ve el vacío (“junto al sueño de la religión”, página 13). Y como no podía ser menos, la incansable porfía de la muerte y ese aguardar nuestro destino, expresado en un imagen a la vez simple y aterradora: “Morir desnudo, desnudo como el silencio” (página 67).

  Poemas pues que, en su elemental pero cristalina concentración conceptual, explorando a veces productivas antítesis y juegos de contrarios, descorren el velo de la realidad más inasible, en una perenne interrogación, y proyectan sobre el lector un aura luminosa, desafío quizás de la razón, capaz, sin embargo de crear evocaciones de realidades que están más allá de lo empírico. Meritoria operación de lenguaje y de pensamiento en un poemario rotulado como sombra, pero preñado de luz.



Francisco Martínez Bouzas



Ricardo Martínez-Conde


Fragmentos (poemas)



“El caos no deriva del cardo, sino

de la ignorancia del mismo. No exige

fervor (algo más propio de sombras) pero sí

el mirarle y reparar en su azul armonía.



Cómo sostiene, tan seco, el equilibrio

de  un paisaje desnudo que invita a pensar

en lo sustancial, en la materia quieta.



y así aleja el olvido”



…..



“LA ISLA MARINA



Al viento se le mece; se le escucha.

Él es el gran aliado de la Nada, de

la rara misericordia, del riesgo

y el gozo de la aventura.



Aquí le confío cuanto sé de mí. Siempre

escaso  para el Conocimiento. No importa,

es viento es libre; y me hace libre.



Me enseña la Libertad a donde miro”



…..



“Una premisa a tiempo

-reservarse el conocimiento del final-

es una seguridad para el pensamiento

y el músculo.



Afuera zurea la paloma



Adentro la idea de Infinito”



…..





“Medid el tiempo. Sed fieles a su devaneo

y  su cordura para escuchar y aprender lo cierto.

Como la luz (animada como algo propio) pasa

Dejando la estela de su vida.



No añora, es.

Conforma la imaginación de lo real.

Muere para vivir. Vive para morir.



Cada día soy yo”



(Ricardo Martínez Conde, La sombra azul, páginas 15, 37, 47, 53)

3 comentarios:

  1. Bueno, quiero felicitarte por tu trabajo que es enriquecedor y maravillosamente bien explicado. Aunque a mí en particular me guste un poco más la poesía de tipo sentimental, en la que es el alma la que habla, no dejo de reconocer que la poesía del autor es muy profunda y deja viajar la mente por conceptos muy internos, y quiero hacer notar que me gustaron un poco más los últimos versos del último poema que se refiere al tiempo:
    No añora, es.

    Conforma la imaginación de lo real.

    Muere para vivir. Vive para morir..

    con estos versos,me ha dejado prendada.
    Abrazos de luz.

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  2. Gracias por compartir tu trabajo, aprendo mucho de tus letras...

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  3. Es un trabajo muy bien presentado...

    Saludos

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