miércoles, 4 de junio de 2014

OPIO...DULCE COMO EL AMOR



Opio
Maxence Fermine
Traducción de Javier Albiñana
Editorial Anagrama, Barcelona, 163 páginas
(LIBROS DE FONDO)

   Maxence Fermine nació en Albertville en 1968. Su infancia transcurrió en Grenoble. Vivió más tarde en París y luego en Túnez. En la actualidad reside en la Alta Saboya. Mas como escritor su vida literaria transcurre en buena medida en Oriente, deslumbrado por las seducciones  de Asia y de sus paraísos naturales. Así se intuye ya en su primera novela, Nieve (Neige, 1999). Y también en varias de sus otras obras: Le Violon noir (2000), L’apiculteur (2000), Billard Blues et Jazz blanc poker (2003), pero sobre todo en Opium (2002), traducida al español por Anagrama en 2003. Nieve es una pequeña fabulación cimentada en la ligereza del haiku que nos sitúa en el Japón de a mediados del siglo XIX. El protagonista abandona su familia para convertirse en poeta. Pero su poesía, dedicada por entero a la nieve, es demasiado blanca, y para aprender a darle colores, debe seguir las enseñanzas de un viejo poeta ciego que, mediante el relato de su pasión por una hermosa joven llegada de Europa, le hace comprender la fuerza irresistible del amor. Con estas enseñanzas, Yuko, el protagonista, llegará a ser no solamente un gran poeta, sino también un ser humano capaz de amar. También en Le Violon noir, el escritor francés  nos sumerge en la pasión por los secretos y por lo sagrado, si bien la acción novelesca se desarrolla en el transcurso de las campañas napoleónicas en Italia. Con posterioridad Maxence Fermine ha publicado otras tres novelas, ninguna de ellas traducidas aún al español.
   Opio es una novela ambientada en la Inglaterra de mediados del siglo XIX y en el Imperio Celeste. En  1838, Charles Stowe, hijo de un rico comerciante, parte pare el Extremo Oriente a la búsqueda del té más exquisito y delicado. En la India descubre la existencia del misterioso té blanco que comercializa de forma monopolística el poderoso Lu Chen. Sin embargo el objetivo comercial de su viaje se desvanece con la inmersión de los sentidos en el valle prohibido del opio. Charles Stowe pasará de la dulzura del té á la del opio y a la pasión por la hermosa Loan, ex mujer fugitiva de Lu Chen, en cuya compañía podrá pasar siete noches a cambio de un cargamento de opio, pero con la muerte como horizonte presentido. Loan, no obstante, le hará un hermoso presente: la magia de los primeros instantes que jamás olvidará.
   Una historia desconocida y un amargo descubrimiento: el viaje, la búsqueda, el té, el Oriente, el opio que nos confunde los sentidos -“agranda lo que no tiene límites…colma el alma más allá de su capacidad”, como escribió Baudelaire-  y el amor imposible que deja un registro amargo como el sabor del té más precioso.
   Esta epopeya personal con exóticas resonancias a través del periplo que recibe el nombre de la ruta del té, se alimenta sin duda de la fórmula del mítico viaje de El corazón de las tinieblas de Conrad, pero está a años luz de esta obra maestra. Bien escrita y resuelta con simplicidad y con un estilo depurado, Opio respira con todo el aire de otros best sellers culturales y corre su mismo riesgo: convertirse el literatura florero, en narrativa de lectura agradable, pero alígera e intranscendente.

Francisco Martínez Bouzas



Maxence Fermine

Fragmentos

“Robert Stowe era inagotable a la hora de hablar acerca de los tés y de sus propiedades. Por las noches, en la trastienda, mientras los dependientes ordenaban los nuevos cargamentos llegados de Oriente, él continuaba iniciando a su hijo:
-Verás, Charles, en el mundo hay cuatro clases de té. Por desgracia, los ingleses sólo conocen el té negro, que está empezando a cultivarse en nuestras colonias, fundamentalmente en la jungla de Assam.
El joven Charles escuchaba a su padre con sorprendente atención.
-¿Cuáles son los otros colores?
-El té azul, el té verde y el té blanco. Estas tres variedades provienen de un solo país: China. El té azul tiene un aroma extraño, semejante al del té verde. Se cultiva en una región inaccesible para los viajeros. El té verde, de sabor perfumado y amargo, se cultiva en casi toda Asia, pero el secreto de su fabricación siguen conservándolo unos chinos. En cuanto al té blanco, es el más escaso y el más caro de todos. Se cuenta que, antaño, jóvenes doncellas del imperio de China lo recolectaban con tijeras de oro y a continuación lo servían, acompañado de agua de gran pureza, en la taza del emperador. Nadie sabe dónde se encuentran los jardines sagrados que albergan el té blanco. Según dicen, los pocos que lograron descubrir dicho misterio fueron inmediatamente ejecutados.”

…..

“Me divierte usted, señor Stowe. Se requiere valor para venir a provocarme de ese modo. Cuántos otros han perdido la cabeza por menos que eso.
-Si debo morir, quiero hacerlo con dignidad.
Se hizo un largo silencio.
-No voy a matarle, sino que voy a proponerle un jueguecito. ¿Desea usted a Loan? Muy bien. Se la cederé…digamos que por un lapso de tiempo muy determinado.
-¿Cuánto tiempo?
-Siete días y siete noches. El tiempo que necesitaré para realizar un viaje hacia el norte y regresar…-Y Lu Chen añadió, como una sentencia- :Luego volveré aquí, al campamento. ¡Y si aún no se ha marchado usted, le mataré!
Stowe se estremeció.
-¿Por qué hace usted eso?
El chino eludió la pregunta
-Señor Stowe, ¿ha probado alguna vez el opio?
-No
-Nunca es tarde para descubrir el sabor de ciertas cosas. Verá lo duro que le resultará luego verse privado de él.”

(Maxence Fermine, Opio, páginas 19-20, 130-131)

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